miércoles, febrero 28, 2018

la información es la siguiente:

la señora consiguió una biografía (una automoribundia, estrictamente hablando) de benvenuto cellini que será leída en algún momento posterior a la lectura de la del otro michelangelo, es decir: caravaggio. el problema inherente a las automoribundias es el problema inherente a la condición de los seres humanos en general: la propensión a exagerar las cosas. mentir [en las memorias de da ponte se dicen tantas pavadas sobre el genio del libretista y tan poco de w. amadeus; las de edith warthon son lo más aburrido del mundo: de nadie habla mal, de henry james, nada; las historias sexuales de wilhelmina schroder devrient... demasiado felices todas]. lla tendencia a diversificar la realidad bajo el manto corruptor de la autopercepción resulta en que las personas o bien creen que son geniales o bien que no merecen en absoluto ser consideradas, sin términos medios. cuando la mayoría de las veces no son ni lo uno ni lo otro, meros soldaditos de un ejército que no termina nunca de morir.

seguramente del mismo mal se sufre acá, en este campo de batalla verde en el que escribo, un reguero de emotividades sin demasiada coherencia, sujetas a los arbitrios de mis hormonas, el cambio climático. cómo sonó ese pianito hoy, etc.

lo mejor sería dormir. horas y horas. horas y horas. recurrir al contenido del frasco (dónde habrá quedado: la indicación fue que no olvidara esa pastillita en particular, que de otro modo su ingesta se volvería demasiado azarosa).

la continuidad. la continuidad que no tengo.

otro cantar: quizás el asombro asociado guarde alguna relación [inconfesable] con las implicancias simbólicas del cuadro. ¿qué significa ese sometimiento circunstancial? ¿a qué remite? ¿por qué esa intensidad no alcanzada en otras situaciones? ¿es una manera menos peligrosa de recrear dolores más profundos? ¿cuál es el engranaje que se puso en marcha?

...

fui al colegio hoy. el primer día del secundario de ezequiel.

...

la ampolla de los afectos.
la burbuja del deseo.
todas entidades frágiles.
poderosas.

lunes, febrero 26, 2018

discovery channel

no puedo
concentrarme:
me distraigo
continuamente
pensando
en lo que hiciste
conmigo
(me hiciste)
ayer

sobre mi piel, la marca de tu piel:
estrellas rojas,
chiquititas.
en el costado derecho una reminiscencia de frambuesas

¿no sabías (j) qué secretos hay aún guardados en tu cuerpo?
¿cuánto placer espera
a
g
a
z
a
p
a
d
o
ahí
donde
jamás
buscaste?

no sabía, no.
como tampoco sabía lo del piano.

domingo, febrero 25, 2018

...

sábado, febrero 24, 2018

caravaggio, pendenciero.

jueves, febrero 22, 2018

crayons

sobre la mesa de la cocina, superpoblada por objetos que pertenecen a otras partes de la casa, desordenada [muchas cosas en conflicto aunque siempre hay espacio para una más: un libro de chagall, el asiento de una bicicleta permaneció incontables días ahí hasta que desapareció en algún momento, sin explicación alguna, papeles, tazas de té provenientes de países lejanos, un desodorante, cualquier cosa]; sobre la mesa que más que una mesa para comer es el espacio donde la gata juega y pasea ante los ojos del mundo su superioridad felina y es también [la mesa] el centro de bienvenida para los recién llegados quienes, después de haber hecho el esfuerzo de subir las escaleras infernales de la entrada, necesitan un descanso, un lugar donde inmovilizarse por un rato, donde dejar que el corazón se calme; sobre la mesa de la cocina la lata blanca de chocolates suizos alberga en su interior una azarosa colección de lápices de colores, todos con punta, todos de tamaños distintos. en el extremo de los lápices se lee amorosamente escrito el apellido de su dueño con la dispar caligrafía de su mano niña, en letras de imprenta mayúscula. son estos unos señores lápices de entre 40 y 45 años, algunos tan chiquitos que daría pena usarlos por temor a que la realidad de su desaparición se concrete demasiado pronto. ¿cómo es que aún perduran? hay asombro en la pregunta porque parece imposible que esas cosas se conserven durante tanto tiempo. en mi familia, sabés, los lápices de una hermana pasaban a la otra y a la otra y al hermano y así siempre durante la vertiginosa sucesión de los años de la infancia, hasta llegar a la quinta  hermana, habiendo perecido muchos antes de alcanzar ese destino. los nombres a veces se escribían en un papelito y se pegaban enroscados alrededor con cinta scotch (tallar la madera y escribirla con una birome hubiera resultado demasiado trabajoso). en algunos casos se trataba lápices anónimos. en una casa en que un ejército de niños tomaba las armas para escribir en las paredes, debajo de la mesa, en los libros, los cuadernos, en cualquier papel que tuvieran a su alcance, los lápices de colores, inevitablemente, estaban condenados a morir. y no de viejos. quizás la infancia sin hermanos, el sentido de la responsabilidad, ser cuidadoso, ordenado como no lo es la mesa, sea tal vez una respuesta...

las cajas pretensiosas de lápices suizos
alemanes
me parecen frías:

desalmadas.

cómo me gusta esa sensación de que parece que el tiempo no hubiera pasado cuando al reencontrarme con alguien que no veo hace tiempo empiezo a hablar de cualquier cosa como si la última vez hubiese sido ayer.

miércoles, febrero 21, 2018

bach es la mejor solución para cuando no sé muy bien qué hacer.

martes, febrero 20, 2018

planché el vestido rojo.

e. me necesita mucho aún, a pesar de su malhumor adolescente y la consabida indiferencia para con sus progenitores.

no aguanté más mi pelo largo y lo ajustcié con una tijera por mis propios medios.

en la milonga explico las razones por las que dejé de bailar tango: por el piano. miento. las razones son exactamente las mismas que me llevaron a salir jueves, sábado, lunes.

¿cuánta eternidad hay en una noche?


lunes, febrero 19, 2018

me voy a educar mi voluntad a otro lado por un rato porque el tiempo está lento.

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de regreso en las arenas de la corporación, menos amables que las de la playa.

domingo, febrero 18, 2018

me cuesta mucho sostener este estoicismo verbal y del otro, el asunto de comportarme como un adulto y respetar acuerdos [pactos implícitos, cuestiones dichas a medias o no dichas]

no quiero trabajar mañana es mi *mamá no quiero ir a la escuela*. no quiero esperar lo que tengo que esperar. y sin embargo es algo que sé hacer, o que tuve que aprender por la fuerza, esperar. idea vilariño pasó enferma gran parte de su vida. y de eso hizo su obra poética [quisiera saber dónde quedó su obra poética].

ahora, por ejemplo, no quiero nadar a pesar del calor. me puse el traje de baño y parezco una vaquita de San Antonio azul. culona. debajo del pino escribo esto, para hacer que el tiempo sea más corto. pour que la nuit soit propice.

duermo mal. soñé con incertidumbres desesperantes (¿el trabajo? ¿el futuro? ¿las vicisitudes?) pero a la vez apacibles por no tener solución. en familia funcionamos de una forma más o menos armoniosa: la vida pasa, los chicos ya son hombres, no hay mucho espacio para discutir pero tampoco para no discutir. las cuestiones que tenemos que resolver son de índole práctico. algunas resolvemos. otras quedan.

sigo siendo tan sexual. cuánta más vida puede durar este caudal, esta energía que en algún momento creí al borde del agotamiento.

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nadé un buen rato por primera vez en todo el verano. quizás sea la última.

vuelvo a tomar una clase después de meses. hablo con el chico colombiano de como bailan y entienden el tango los colombianos. qué bien. me gusta bailar con él pero hay que esperar turno: se ve que somos varias las que pensamos/sentimos de igual modo.

para la última milonga quedé al lado de n. ella me lleva. hace cosas. es más grande que yo (tetas, espalda, piernas). apenas más alta. me dejo ir un poco y también yo hago mis payasadas. resulta divertido y nos reimos en voz alta. la llamo a recato porque puede retarnos la maestra. 


sábado, febrero 17, 2018

detesto no poder dormir por estar esperando no sé qué.

viernes, febrero 16, 2018

salimos a comprar los uniformes del colegio. me muero de sueño ahora. el piano sonríe desde su rincón. no sé si ir a domir o a tocar. o a bailar. o a correr. o. o. o.

el piano no me abandonó: llegué, me senté a tocar, salió. punto. sin demasiadas complicaciones.

el tango igual: me quedé hasta la última tanda, bailé casi todas. algunas fueron buenas. la sensación de usar tacos luego de casi un mes desde la última vez y de estar corriendo casi todos los días varios kilómetros fue muy extraña, tuve que reeducarme rápidamente.

...

siempre me gusta volver a Buenos Aires no importa qué tan bien haya estado mi tiempo fuera de la ciudad. además está vez regreso a una casa que es mía y que es más linda que el lugar en donde estuve. .

...



jueves, febrero 15, 2018

v. me envía mensajes y me cuenta que el títere que improvisé con una bolsa de papel madera y lápices de colores está en buenos aires: su pequeña hija quiso llevárselo a casa con ella. es linda esa forma de trascendencia: durar en las personas por un rato un poco más largo del que imponen los límites de nuestra presencia física en el espacio y en el tiempo que compartimos con ellas.

martes, febrero 13, 2018

Moebius.
3 Miles.

conseguí los diarios de idea vilariño, un cuento de marina tsvietaieva sobre su madre y el piano, le goff: intelectuales en la edad media, un policial de andrea camillieri para g, qué más.

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la cena fue intrascendente, como siempre: los hombres mayores con más alcohol del que es estrictamente necesario para mantener el decoro contando anécdotas gastadas que ya escuchamos cientos de veces y que no les interesan a nadie.

antes de sentarnos a la mesa me saludó la esposa de uno que fue invitado a la cena por cuestiones más políticas que familiares. yo le pregunto cómo está su hija más pequeña y digo algo de que sus hijos ya están jugando con el mío y cuándo llegaron a punta del este y toda esa serie de trivialidades que uno comenta con las personas que no conoce y con las que no tiene nada de qué hablar. ella es linda, tiene el pelo largo, enrulado, negro. los ojos de color azul profundo. los dientes muy blancos. no llega a los cuarenta años. es educada. correcta. me dice que la nena ya cumplió un año y se quedó con *la chica que la cuida* por suerte, y que justo la noche anterior pudieron ir al cine con su marido y dejar a los niños en casa. entonces comienza a darme una explicación de que en realidad *la chica que la cuida* recién llegó hace dos días a punta del este, que no pudo venir con ellos desde el principio porque perdió un bebé justo antes de que tuvieran que salir de vacaciones. pobre ¿de cuánto estaba? tres meses. primeriza. es bastante común, agrega como restándole importancia. qué garronazo, digo.
entonces ella, la de los ojos azules, me dice que sí, que fue una cagada que justo cuando ella la necesitaba, es decir, ella, que la había bancado cuando *lachicaquelacuida* pidió viajar a paraguay y se tuvo que quedar *sin chica* por un tiempo en plena época de clases y ahora que era el turno de *la chica* de ayudarla a ella, la señora de los ojos azules y la sonrisa bella que tiene tanto que hacer con sus tres niños (10, 7 y 1 año), a ella que está agotada luego de un año de constante ajetreo autour del colegio, la tarea, la bebé, la ropa, las mamis del cole, porque, la maternidad, se sabe, es atroz, no importa la clase social, justo en el momento en el que *la chica* tenía que ¿te das cuenta? decirme: bueno señora, ahora en qué necesita que la ayude, usted que es tan buena y me dejó ir a Paraguay, justo viene a pasar, esto... y me tengo que venir sola a punta del este con los chicos.

en la mesa, más tarde, la de los ojos azules quedamos en las cabeceras opuestas.

...

fui a correr.
el faro y el campanario de la iglesia inamovibles.
necesito cortarme el pelo.
tocar el piano.
bailar tango.

domingo, febrero 11, 2018

no me puedo dormir.

una conversación que tuve hace un rato me hizo recordar que tengo que conseguir la novela de Leila Slimani.

...

estoy desarmada en un sillón.

viernes, febrero 09, 2018

Esta inseguridad de la vida, que es habitual y permanente en las campañas, imprime, a mi parecer, en el carácter argentino, cierta resignación estoica para la muerte violenta, que hace de ella uno de los percances inseparables de la vida, una manera de morir como cualquiera otra, y puede quizás, explicar en parte labibdiferla in con que dan y reciben la muerte, sin dejar en los que sobreviven impresiones profundas y duraderas.

Lo dijo Sarmiento.

jueves, febrero 08, 2018

en la sangre

el uso del indirecto libre en la novela de Cambaceres me parece absolutamente moderno. no tenía idea de que a finales del siglo xix hubiera escritores que tuvieran tal dominio de ese recurso.

Genaro es patético: un manipulador con todas las letras, el clásico hijo de puta que jamás se siente responsable por nada. todo lo malo le pasa a él: las desgracias, las privaciones, las ofensas. la felicidad siempre camina por la vereda por donde van los otros. a él sólo le es dado observarla desde los márgenes oscuros de su existencia, donde urde, constante, locos planes de evasión.

lo que no le voy a perdonar a Cambaceres es el hecho de atribuirle la condición de miserable y malvado a su nacimiento (Genaro es hijo de inmigrantes pobres, fruto del caldo de cultivo de los conventillos), como si la maldad y la miseria humanas fueran privativas de una sola clase social. creo que de algún modo les niega su carácter de universales. aunque hay algo verdadero en su resentimiento. en el de Genaro. por el contrario, estoy convencida de que ese resentimiento no es universal.

miércoles, febrero 07, 2018

parte de mi no hacer nada es cocinar todos los días o casi. lavar los platos del desayuno, el almuerzo y la cena. poner ropa en el lavarropas.

tomar café negro sin leche.

comer almendras peladas.


morir a los 50 es demasiado pronto.
morir es demasiado pronto.

martes, febrero 06, 2018

threesome

no puedo ir a la playa aún.
me quedo mirando cosas. algunas me parecen violentas. otras me gustan. finalmente encuentro lo que busco. paso un rato largo observando.

imagino.

siento.

sí.

las vacaciones, no hacer nada, tener tiempo, no tener el piano, hay lugar suficiente para autoamarme un poco.




anoche tuve pesadillas espantosas.

ahora todo es silencio y un chico que estudia biología y literatura alternativamente con la puntualidad de un amanuense medieval. el otro espera su turno para ir a la playa. mientras se pone a pintar con los lápices de colores que compré.

...

antes de venir de vacaciones fui al dentista. me dejé hacer, mansa, para que la sonrisa sea todavía una sonrisa. después tuve que firmar papeles con crucecitas donde no se especificaba qué era realmente lo que el dentista arregló en mí. supongo que después inventan cosas que no hicieron. firmo el papel en blanco. otro lo completa. no pregunto. no está bien. pero tampoco hago nada por cambiar la situación. cada uno se lleva lo que necesita. o así justifico mi indolencia.

...


espero recuperar mis funciones corporales normales pronto. corrí ayer, 40 minutos, de nuevo.

todo es ritmo.

tengo que conseguir libros de holderlin. no sé bien por qué. ni para qué. pero eso no tiene importancia.

y ahora sí me duelen las manos de no tocar el piano.

lunes, febrero 05, 2018

hölderlin

everything is rhythm


dormir.
no hacer nada.
[         ]
no sentir ansiedad por ello.
ni melancolía.
ni qué podría leer
ni cuánto
ni el piano
ni por qué
ni para qué

correr bajo las estrellas, sí.

dejar la sangre huir,
el corazón
el viento

ya pasé por la bouqueterie a comprar el regalo para a.
mi familia me reclama.
dicen que no estoy nunca con ellos porque voy poco a la playa: es que me indispuse, alego. no traje tampones, no me gusta ir a la playa con la certidumbre de la sangre entre las piernas, tragar arena, etc.

ya iré. necesito un tiempo. que me den ganas. ir a la playa no es ir con g. y mis hijos. es ir con ellos, con las abuelas, con cinco primitos más, con mis cuñadas y mis cuñados. es ir a sentarnos alrededor de un fuego imaginario a charlar durante horas sobre cosas que olvidaremos a los cinco minutos. y simplemente no me sale. ya lo hice y cuando lo hice fue con gusto y amor. con el afecto que se necesita para sostener el entramado de interacciones que hacen que una familia sea una familia. no es que no sienta afecto ni amor por estas personas: llevé a todos esos niños a donde sus propios padres no los llevarían, he ido con ellos al teatro Colon, a ver títeres, a escuchar musica, a ver las esculturas de Dalí, a comer arrolladitos primavera en el barrio chino, les hice dibujar con lápices de colores, les enseñé a hacer origami... lo hice con el corazon, que es de la única manera que pueden hacerse esas cosas. no sé si quiero más. 

domingo, febrero 04, 2018

georges barbier
romain de tirtoff
gerda wegener
marco montedoro
cheri herouard
georges leonnec

sábado, febrero 03, 2018

salí a correr hoy. el recorrido de siempre. el mar a la izquierda, las casas a la derecha, bordeando la península hasta llegar al puerto.

pensé que me iba a cansar o que no iba a poder hacer la vuelta completa pero no. todo sigue ahí: el faro, la isla de los lobos, las playas estrechas, incluso mi capacidad de movimiento. antes de salir, cuando me puse la campera para enfrentar los vientos marítimos apareció mi reloj chiquito de plástico, ese que fue un patético rehén hace casi dos años y que había dado por perdido. estaba en el bolsillo. hibernando. me dio alegría encontrarlo y también me trajo recuerdos horribles, que creí haber borrado. pero la alegría es mayor, mejor que el espanto: es la alegría de haber recuperado una parte de mi misma, una parte de mi racionalidad perdida (casi como la alegría de haber vuelto a tocar el piano), la tranquilidad de saber que soy capaz, además de hacer música, de escribir, de correr, de establecer vínculos sanos con las personas que quiero, complejos, sí, pero basados en algún tipo de comunicación no violenta ni especulativa, donde no hay manipulación, donde no me siento menos que nadie, ni disminuida, ni amenazada ni estúpida, al contrario: donde de alguna manera puedo ser quien soy en diferentes instancias sí, en diferentes momentos, pero sin sentirme fragmentada o rota.

...

jezabel, de irene nemirovsky, es, como todas sus novelas, genial. y habla justo de la relación de las mujeres con la belleza y con el paso del tiempo y de cómo entre ellas se dicen falsedades y mentiras que pretenden ser piadosas pero están cargadas de crueldad, mentiras que hablan del esplendor perdido como si aún existiera, entonces recuerdo lo que me contabas de las bailarinas y pienso "es igual a este párrafo del libro" exactamente igual, y está tan bien escrito, es tan precisa la descripción.. quizás en algún momento te lo envíe, o te lo lea.

viernes, febrero 02, 2018

little red Corvette

la rúcula parece arrancada del jardín donde pastaban los dinosaurios. los tomates son sangrientos, salados. los pomelos dulces. la leche descremada transparente.

todavía no pisé la arena ni me acerqué al sol.

dormí mucho. hacía tiempo que no dormía tantas horas ininterrumpidamente o casi. también dormí la siesta con total descaro. qué bendición.

me desperté casi a las seis de la tarde, me preparé un café y salí a buscar libros y vestidos para la playa.

extraño el piano pero todavía no es desesperante.

no tengo ganas de ver a nadie fuera de mi núcleo familiar primario.  tal vez vería a papá pero sólo un rato.  sólo para satisfacer mi egoísmo.





jueves, febrero 01, 2018

desde hace 7 veranos vengo (venimos) a uruguay en caravana a sacarnos la arena del tedio, la palidez del rostro y cambiarla por la arena de verdad, la de la playa, la que nos quema los pies y se mete en los lugares del cuerpo más inoportunos (como el tedio).

vengo, venimos, mi familia, yo, las otras personas que rodean a mi familia y las familias de esas personas y sus amigos y familias y así en grandes grupos en los que prevalecen los niños de colores, de todas las edades, mujeres con niños en los brazos, en los hombros (vi a una mujer embarazada con su hijito en las alturas), mujeres con niños en las manos: a veces con las las uñas pintadas, impecables, también pintadas las uñas de los pies, el pelo rubio, si no es rubio natural apropiadamente modificado para dar con el physique du rol, generalmente lacio, suelto, shorts de jeans, remeras blancas, carteras de cuero de las caras, de esas que se compran en norteamérica (miami, NY) o en europa, otras veces las que llevan a los niños son las señoras (las "muchachas") que los cuidan ("la chica" "la empleada paraguaya"), prolijas, austeras, tan evidentemente extranjeras  pero  imprescindibles para el devenir diario de la vida familiar, para que la madre de los niños pueda mantener sus uñas pintadas de color, permanecer delgada, divina, deseable por lo menos a la vista; otras los niños se encuentran en las manos de unas señoras más adineradas que son sus abuelas (uno no tiene a su abuela en el celular, dice Lucas que no es un niño, sino que la abuela lo tiene a uno), o las abuelas de sus primos, y así. los hombres de cuarenta y pico con sus pantalones cancheros, a veces también llevan niños o niñas a cococho, y sus celulares a los que no dejan de consultar. los hombres, las mujeres, los niños: todos a los gritos antes de embarcar para cruzar el río,

yo no llevo niños en las manos ni tengo las uñas pintadas aunque sí una cartera relativamente cara (comprada en buenos aires) y una remera llena de agujeros (incidente que noto cuando me miro en el espejo del baño). sentada en mi asiento leyendo el diario noto también que mis piernas necesitan una sesión urgente con la hoja de afeitar. no sé desde cuándo me volví tan zaparrastrosa: como si hubiera dejado al amor propio junto con los libros y el piano en buenos aires, como si se me hubiera agotado la belleza en el momento de nuestro último encuentro y se hubiera roto bajo el poderío inapelable de tu fuerza o se hubiera diluido con mi llanto. (asumamos, sí, que alguna suerte de belleza, no importa bajo qué parámetros, podría serme atribuida). 

ah qué ganas de escribir tenía.

muero de sueño ahora. pero sigo siendo afortunada. puedo crear un universo paralelo de palabras.

ya saldré a correr. 
a sentir el poderío de otros soles
el del mar y el viento.