lunes, octubre 31, 2016

por primera vez en mucho tiempo [meses, un año o más quizás] tuve esa sensación de estar en casa y no querer estar en ningún otro lado.
porque ahí es dónde quiero estar.
se sintió bien. y feliz. y en paz. como si hubiera encontrado un objeto precioso y preciado, perdido hace mucho tiempo y que pensaba que no iba a volver a ver jamás. de repente apareció.

martes, octubre 25, 2016

cuadrado negro de malevich y la tarde junto al río.
necesito música.

voy a escribir algo sobre la manipulación y los personajes de las obras de shakespeare, seguramente algo de ricardo tercero, macbeth, hamlet, debería leer alguna más como para ejemplificar.

me encanta ese señor, kevin spacey, cuando habla a la cámara.

jueves, octubre 20, 2016

esa explicación tiene varias ventajas: es simple. no apela a las emociones ni al afecto. está directamente relacionada con la necesidad de llamar la atención, con la necesidad de escuchar lo que queremos escuchar y no otra cosa: palabras que nos reaseguren en en el terreno de la vanidad. quieroserlamáslinda, quieroserelmásinteligente, quieroserlamásdeseada, quieroserwilliamtheconqueror.

no es que quiera serlo en realidad. eso no importa. quiero que me mientan.QUIERO QUE ME LO DIGAN.

ahora pienso --siento, o me doy cuenta de-- que ni siquiera tiene importancia si el enunciado A o B eran ciertos. lo que más duele es que se corte esa corriente de falso cariño, falsa admiración porque esa interrupción nos reduce a lo que realmente somos.

al cesar el sonido de las palabras (las de adoración, nobody, not even the rain,has such small hands, las bellas, las otras, putitadivina, e incluso las horribles, salídemivida, desaparecé, los insultos, sostalocualcosaespantosa, o las amenazas) irrumpe el silencio.

mequedésolaensilencio.

y es obvio: el silencio nos obliga a escuchar. pero de verdad.

escuchar adentro.

tut-tut-tut-tut

¿hola?

¿estás ahí?


al final es nada más que una herida narcisística.

--no le des más vueltas--


martes, octubre 18, 2016

trabajar desconcentrada es prestarme a la confusión. olvido lo que hago. después no puedo explicarlo. anoche volví caminando de una reunión en el CNBA, pasé por el "hotel city", tomé una foto. luego otra del cabildo. del london iluminado con los toldos rojos. creo que los cambiaron cuando me fui de viaje. antes no eran rojos. o lo eran y yo no lo había notado.

no leo el libro de joyce carol oates.

llegué a casa, besé a los chicos repetidas veces. tomé vino del rico. después miramos esa serie americana del político psicópata. una  nueva buena excusa --en esta confusión mental y emocional yo necesito inventar excusas de de todo tipo-- para compartir algo que no sea solamente la operatoria doméstica y escolar de la familia.


lunes, octubre 17, 2016

el libro de fotografías de ny había quedado en la casa de fin de semana. por supuesto lo busqué antes de viajar. por supuesto no lo encontré. por supuesto lo descubrí al regreso. ovidado sobre la cama. dentro de una bolsa. debo haberlo llevado con la intención de leerlo en algún momento. pero no. como tantas otras cosas para las que sólo tengo buenas intenciones.

...

me es muy difícil separarme de los recuerdos. más que de los recuerdos de las boludeces que me había creído o inventado. hoy me veo en el espejo con el vestido nuevo, los zapatos altos, las uñas de los pies pintadas. por qué este ser mujer necesita aprobación constante. y que pensé que me comía el mundo de un bocado. que estaba tan segura de que la maternidad me eximía de todas mis antiguas inseguridades. yo que no soy capaz de quedarme sólo con el amor verdadero --ese que todo lo sabe porque-- porque quiero más (no sé qué quiero) un más que no es nada.

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leí los cuentos. escribí comentarios al costado del papel. preferiría dar mi feedback personalmente. la palabra escrita se presta al equívoco. la palabra se presta al equívoco.

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entonces lo único real es lo que dice el cuerpo.


viernes, octubre 14, 2016

la noche. mi teclado nuevo. el anterior (el piano de juguete) con el libro de jazz en el atril: el ciclo de las quintas y el intento inútil de memorizar todos esos enlaces de acordes. no paso de cinco o seis tonalidades. no obstante descubrir que a todos los acordes se les puede agregar una séptima (menor o mayor) es fantástico. es como si tuvieran nuevas dimensiones. supongo que ya lo sabía, debo haberlo estudiado y debo haberme maravillado hace años con estas relaciones matemáticas.

los dos días de oficina desde que volví fueron vacuos. como todo en general. excepto mis hijos y lo que dijo lucas cuando llegamos con pocas palabras con (dos puntos, no encuentro los dos puntos en el teclado)

mamá, fue un gran viaje.

sonrío cuando lo escribo porque sé que es algo que está bien. se siente bien en el corazón y en la cabeza.

excepto mis intentos de recomposición matrimonial. 

tendría que haber ido a correr hoy. fui el martes, el mismo día del regreso. las piernas me pedían andar. salí al parque centenario. los árboles en flor. y yo corriendo envuelta en el perfume de los paraísos y los tilos. mi propio olor corporal mezclándose en el aire. seis kilometros o siete. no sé.

hoy hablé con l. me pregunta cómo estoy con el trabajo nuevo. le contesto que no sé. no sé cómo estoy con el trabajo ni con mi vida. necesito que el trabajo se vuelva una ocupación que me deje sometida sin otra energía que esa. pero no me alcanza. entonces hablo con una chica que escribe y le digo que me envíe sus cuentos así los leo y los comento porque si no voy a escribir yo por lo menos que escriban los demás y yo sea parte de esa escritura. leí los cuentos. están bien. les falta terminación. me lo habían advertido.

ahora tengo ganas de fumar. de cojer tenía ganas anoche.

no puedo leer la novela de joyce carol oates. no llego a concentrarme por más de una página.

me compré una computadora pequeña para tener la ilusión de un espacio privado donde escribir. ni siquiera la compré yo, hice que me la compraran. veamos si funciona porque es lo mismo que no tener nada si no está completamente habilitada la conexión a internet, ese cordón umbilical con el espacio exterior que para lo único que sirve es para estar más alienada de mi espacio interior.

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hablame por favor. no me dejes sola. 

jueves, octubre 13, 2016

volví pero es como si no hubiera viajado.

hay un atavismo en mi memoria emocional que no me deja despegarme del todo del sufrimiento. porque hubo mucho placer también.

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la ciudad es agobiante. como un aleph recortado del mundo donde están todas las soledades juntas caminando rápido sin prestar atención [las personas] a su propio ritmo cardíaco porque no hay otra forma de vivir --o por lo menos de transcurrir en este espacio-- que siendo uno con el pulso de la calle. no se puede ir más lento. no se puede ir más rápido. salir afuera es subirse a una cinta que te obliga a caminar con una determinada cadencia y no otra.

la de la ciudad.

la de saber que ahí está todo y no podés tocarlo. y eso es lo que te obliga a volver. no es un regreso forzado, no. es un regreso querido. ¿quién no desea estar en nueva york? quién no desea su música, la gente bella de todos los colores, cada vagón de subte es un muestrario de la piel del mundo, la comida, italia, españa, china, thailandia, japón, francia, argentina y no sé cuántos todos los países.

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