miércoles, enero 28, 2004

...

¿Puede comprender quien está fuera el hecho de que uno viva dentro de sí mismo una historia desde su comienzo, desde el remoto punto de partida hasta la locomotora de acero, carbón y vapor, que se aproxima, y que ni siquiera entonces la abandone, sino que quiera ser perseguido por ella y aún le quede tiempo para ello, o sea que ella le acosa y él corre delante por propio impulso, dondequiera que ella se lance y dondequiera que uno la atraiga?

Kafka ~ Diarios 1910-1911


Ah, todo muy lindo, pero a mí hace unos meses que no me pasa. Ninguna historia me obsesiona, ningún personaje me toma por sorpresa, ninguna situación se interpone en el curso de mis pensamientos en ningún momento. Blanco total. Negro total. Debe ser seguramente el cambio de epicentro creativo de la cabeza al útero. Entonces aparece la posibilidad de escribir un diario, o de reflexionar acerca de lo que leo. O de leer el diario de otros. Me pregunto una y otra vez qué es lo que me resulta tan fascinante de andar espiándole las intimidades a Kafka. Ah, es bueno ver que dudaba, es bueno ver que la angustia lo invadía, y no por una especie de morbosidad o sadismo repentinos, sino porque es bueno ver lo de humano que se esconde tras esos que a veces consideramos como inalcanzables. Que hable de su cuerpo; de la impresión que le dio cierta obra de teatro; de su familia; de la angustia de no poder escribir; de que su hermana se limpia los dientes con una tarjetita de presentación; todo eso lo acerca de una manera que no sería posible si me limitara a quedarme con el sólo milagro de su literatura. Y ahora se me ocurre que tal vez la obra de un escritor no nos acerca a ese escritor como tal, sino al resto de los seres humanos, como si el escritor estuviera separado de su obra, como si se pudiera prescindir de él. Y por eso la necesidad del diario.

Bah, qué manera de decir pelotudeces. (Aunque tengo que conseguir, sí o sí, los diarios de Virginia Woolf.)

lunes, enero 26, 2004

...

Lista (absolutamente arbitraria e incompleta) de literatura absurdexistencialista, para terminar de darse cuenta de que... ¿de qué?

L’Étranger – Albert Camus
El mito de sísifo – Albert Camus
El desierto de los tártaros – Dino Buzzati
La Nausée – Jean Paul Sartre
Les jeux son faits – Jean Paul Sartre
El Proceso – Franz Kafka (no importa en realidad “quién” lo mata de todas maneras K. termina muriendo solo como un perro, esa es la verdad ante el hecho de la muerte: la soledad, tal vez sea esa la cuestión, el resultado del proceso que resulta ser independiente --al menos en la superficie-- de la culpabilidad del procesado)
El Castillo – idem
The beast in the jungle – Henry James (es anterior a todo lo demás y sin embargo, sin embargo aparece la idea de la espera, de la búsqueda del sentido de la existencia en algo que en realidad no llega nunca, o que llega pero de manera tan subrepticia que quien esperaba se queda sin saberlo)
Voyage au bout de la Nuit – Louis Ferdinand Céline (guerra/muerte... ah, Madelon!)
Apuntes del subsuelo – Dostoievsky
Padres e Hijos – Turgueniev (más para el lado del existencialismo-nihilismo que de la literatura del absurdo, aunque)
En attendant Godot – Samuel Beckett

Etiquetas:

viernes, enero 23, 2004

...
As an unperfect actor on the stage,
Who with his fear is put besides his part,
Or some fierce thing replete with too much rage,
Whose strength's abundance weakens his own heart,

So I fear of trust, forget to say
The perfect ceremony of love's rite,
And in mine own love's strength seems to decay,
O'ercharg'd with burden of mine own love's might,

O let my looks then be the eloquence,
And dumb presagers of my speaking breast,
Who plead for love, and look for recompense,
More than that tongue that more hath more express'd

O learn to read what silent love hath writ,
To hear with eyes belongs to love's fine wit.

~ Shakespeare ~ Sonnet XXIII ~


De tan apabullante que me resultaba la conciencia de mi propia muerte, de tan insoportable, tan certera, tan absurda y tan estúpida, hoy no me preocupa (hoy, sólo por hoy), o no la entiendo, o no la veo, o no la siento. Miles de veces gastadas en pensar qué frágil soy, qué absurdo el hecho de existir para luego, en menos de un segundo ya no ser, y hoy (sólo por hoy) esa es una idea que se mantiene a distancia o al acecho, pero no molesta. Y me pregunto, o mejor, me digo que es imposible pensar en esas cosas cuando se hace la vida con la vida. ¿U otra vez dentro de un tiempo voy a volver a experimentar ese miedo atroz a perder lo que más quiero?

Ahora u hoy (sólo por hoy) se me hace inconcebible y es que tengo un corazón en otra parte: tengo el mío y tengo el de mi hijo y el de mi otro hijo que crece y vibra y absorbe completamente la energía de mi sangre, el aire que respiro, las pocas ganas de pensar que tengo, las pocas ganas de escribir, los enojos y los desencuentros y las palabras dichas al azar porque, total (ya lo sabemos) hablar es gratis. O al menos eso parece.

miércoles, enero 21, 2004

...

¿Y el sentido de esta organización señores míos? Consiste en arrestar personas inocentes e instruir contra ellos un procedimiento judicial carente de sentido, y la mayoría de las veces, como en mi caso, carente de resultado. ¿Cómo se podría evitar la peor corrupción del cuerpo de funcionarios, teniendo en cuenta la falta de sentido de todo esto?

~ F. Kafka ~ El Proceso ~


...claro, Schiele murió a los veintiocho años, Austria, sí, trastornado completamente, si me acuerdo te llevo el libro con las reproducciones así lo ves. Estaba obsesionado consigo mismo y se la pasaba pintando autorretratos, trágicos, no sé por qué lo asocié con Kafka, o sí. Tal vez el apremio, la sensación de agobio que provoca su lectura, el patetismo de los cuadros de Schiele. Después de todo eran contemporáneos.

Acerca (una vez más) de la literatura del absurdo y la fascinación por la imposibilidad de lo posible. Parece que:

--El personaje se encuentra atrapado en situaciones que son circulares, o subiendo escaleras que no conducen a ninguna parte. Sin embargo: son absolutamente posibles.

--Lo que produce la sensación de agobio es el hecho de que la resolución sea sencilla al menos en lo aparente (cosa que por supuesto el personaje no nota) y al mismo tiempo inalcanzable.

--En “El Castillo” las situaciones son más complicadas, en general, o por lo menos más inverosímiles. Se aceptan de todas maneras, a pesar de la inverosimilitud, porque el lector termina habituándose a la lógica con que el relato está construido. Tal vez no las acepte del todo, tal vez sea un mero acto de resignación.

--En “El desierto de los Tártaros”: imagen del castillo o fortaleza que en este caso es alcanzada, aunque no la realización de lo que ésta parecía estar prometiendo.

--Tomar nota de: “El Ángel Exterminador” de Buñuel. (Ahora no se me dá la gana ponerme a explicar)

lunes, enero 12, 2004

...

(once like a spark)

if strangers meet
life begins-
not poor not rich
(only aware)
kind neither
nor cruel
(only complete)
i not not you
not possible;
only truthful
-truthfully,once
if strangers(who
deep our most are
selves)touch:
forever

(and so to dark)

~ e.e.cummings



Il n’y a rien à penser.

Y cuando no hay nada en qué pensar tal vez lo mejor sea no hacerlo. Dejar que el tiempo haga en mí lo que la naturaleza le pide. El tiempo del que habla San Agustín. El presente que no es más que futuro materializado, que se desliza plácido hacia la realidad de su no existencia. Y al contrario del tiempo que se evade, que se escurre en su transitar hacia el vacío, aquí, sshhhh, aquí dentro está el secreto: hay esas células que se me desprenden para dejar un día de ser parte de mí y seguir siéndolo, también en la distancia. --¿Y Dios?--.

De los sueños de anoche no recuerdo ninguno: así es la cosa. De las conversaciones venideras, nada, puesto que aún no existen ni siquiera en su potencia.

De la linealidad como patrón narrativo: funciona, sí. Funciona aunque no tenga la menor idea de cómo debería ser usada. Aunque ni siquiera me interese echarle mano. ¿O tengo que admitir que aún si lo intentara me resultaría imposible?

De escribir ni hablar: no puedo, no sé si quiero, no sé si este es el tiempo. Digo a alguien: tengo miedo de que se me vaya. Tengo miedo de que desaparezca, de que al fin y al cabo no sea más que una nada de esas que de repente se instalan bajo la apariencia de un anhelo para luego deshacerse como si tal cosa.