lunes, febrero 26, 2024

llueve

 sin consentimiento

jueves, febrero 22, 2024

fui a comer sola

al lugar de los músicos. marian vino mas tarde, con su hijito y su marido. y el bajo de seis cuerdas. cuando llegaron mi cerveza estaba caliente, me estaba quedando dormida y ya daba la noche por terminada. de subir a tocar ni hablar. un par de horas antes habíamos salido del ensayo (marian no porque tuvo que rendir exámenes para entrar al conservatorio y por eso avisó que hoy no contáramos con ella) discutiendo si sí o si no se reserva la sala del piano  para la semana que viene, no sé por qué todos piensan que cada encuentro es el último y que luego nadie más va a alcanzar los niveles de voluntad suficientes para volver a juntarse. yo pienso: qué puede haber más importante que la música. los demás: hay que trabajar, pagar las expensas, lavar la ropa, rendir exámenes, consumir los alimentos que están en la heladera a punto de perecer y a merced de los cortes de luz, sobrevivir a los mosquitos, cambiar el agua de los floreros, huir de la lluvia, etc. en fin, resolver las cuestiones domésticas que la vida va poniendo adelante

lunes, febrero 19, 2024

Soneto con Mosquitos

atacan los mosquitos en las noches

abiertas del verano caluroso.

no hay forma de zafar de este derroche 

de vida y salvajismo presuroso 


entonces lo mejor es entregarse

dejar la sangre tibia abandonada

que pinchen donde quieran: no inmutarse

al fin que el animal clave su espada


así naturaleza hace sus juegos

a los que su destreza nos somete

nos queman esas ronchas como un fuego

que no se apaga, cruje y arremete


¡auxilio! sálvenme de este suplicio

quiero que se termine ya el solsticio 

 

En mi cabeza

Todo acontece. 

Estoy redescubriendo a Miles Davis. 

jueves, febrero 15, 2024

jam session

No estuve en muchas (ni escuchando, ni tocando). La de ayer fue especial. Porque fue la primera de otras que vendrán. No sé cómo. Pero vendrán. 

...

Ayer en la jam hice la de John Cage 4'33: digamos que me subí habiendo acordado determinada lista de standards y luego otras personas decidieron que iban a tocar algo distinto y yo quedé ahí en medio de la escena con los músicos detrás mío, sin saber muy bien qué hacer. Cada vez que llegaba el turno del solo de piano un bajista rubio y simpático me miraba para recordarme "es ahora" y yo le hacía una seña con la mano como para que arrancara él con lo suyo. Así que me pasé Alone Together y un Au Privave en contemplación o mejor dicho, en escuchación de lo que sucedía a mi alrededor, riéndome de mí misma y completamente sudada como si estuviera dándolo todo. Pero no. Pensaba si alguien se preguntaría qué estaba haciendo ahí sentada en el piano metiendo un acorde cada dos coros mientras los caños (había saxo, trompeta y trombón) se descosían con sus improvisaciones beboperas. Eran todos varones (jóvenes) mis compañeros. Y yo estaba literalmente de adorno. Fue una performance minimalista (la mía) con preponderancia de silencios. Cuando terminó el blues de Parker, el chico de la trompeta, que me había pedido que subiera a tocar con él,  enfundó el instrumento y emprendió la retirada. Entonces me levanté del taburete y le hice señas para que regresara: esto no es lo que habíamos convenido ¿vos no ibas a tocar Misty? Un saxofonista que tenía al lado dijo dale hagamos Misty pero no me sé la B. El guitarrista, uno de esos que saben absolutamente todas las canciones de todas las épocas y que pueden tocar durante horas sin abatirse, dijo que él podía cubrir lo que los demás no supieran. El chico de la trompeta dijo ok, volvió y la cosa se armó; salió una versión de Misty del tercer subsuelo, bastante descangayada e incierta pero con algunos acuerdos en los desacuerdos que nos permitieron llegar a todos, no sé si juntos pero casi, al momento dominante. 

Y al tiro del final. 

Fue así como hicimos el honor (o el horror) al día de los enamorados. 

Cuando terminamos huimos despavoridos, el chido de la trompeta y yo, directo a la calle, la mirada perdida, los bártulos desordenados, con esa desorientación típica que sentimos en el momento de después de hacer música (o algo que pretende serlo).

Lo hicimos, me dijo. Un papelón hicimos, dije yo. Y nos fuimos muertos de risa. 


miércoles, febrero 14, 2024

para qué

mirar tanto.

borrar todo no garantiza la desintegración del afecto. 

martes, febrero 13, 2024

mientras podemos

me desperté temprano, como todos los días. en realidad no se trata de un despertar, más bien de un "no dormir" o de un sueño intermitente. salí de la casa, semidesnuda, tijera en mano (no de jardinería) y sin piedad le saqué las ramas que "sobraban" a las plantas que están delante de la ventana de la cocina con el noble objetivo de que entre el sol y derrame su baño de luz sobre las mesadas. en realidad lo que sucedió fue que me cansé de la indiferencia del jardinero y no veo por qué no podemos podar nosotros mismos nuestras plantas. podemos mientras podamos. 

regresé adentro de la casa (hoy hacen 16 grados y tenía un poco de frío, aunque eso no es frío, lo sé). 

preparé tostadas de pan negro y un café con leche. 

en el ínterin pasé por el falso piano a probar voicings para misty. hay algo en el rompecabezas armónico que no se termina de armar: me canso y toco cualquier cosa ¿a quién le importa? total suena.  

construir un vínculo musical es construir un vínculo afectivo. no veo otra manera de hacer música con otras personas. 

lunes, febrero 05, 2024

diario de piano

There will never be another you. 

1942. Resulta que era una balada en una película. 

Probar stride piano. Ver "conectores". G. me dice que cuando canto se escucha ansioso. Cuándo probamos con la trompeta. 

No sé. 

 hola bebé.

sábado, febrero 03, 2024

escribir como cualquier cosa

eso era antes. como un sucedáneo del teclado blanco y negro, el tipi tap sobre los cuadritos de la computadora en cualquier momento del día para decir n'importe quoi. 

hoy la biblioteca es la mitad de la biblioteca porque regalé los libros (estacionados en doble fila) que hoy sé que no voy a leer ni a consultar; claro, ahora es antes y queda menos mañana. es decir: no me alcanza la vida y las ambiciones se fueron diluyendo. 

hace poco pensé que podría dedicarme full time a organizar tareas domésticas como llamar al jardinero para que pode las plantas que están en la parte delantera de la casa frente al ventanal de la cocina y no permiten a la luz entrar. eso, o mandar a arreglar las cortinas que se niegan a subir del todo, comprar una tapa nueva para el inodoro, comprar jazmines y cambiar el agua de los floreros. cuestiones por el estilo. pensé que no necesito realmente más nada. sí el piano, es ya una parte de mi cotidianeidad, no puedo estar sin tocar (aunque sea como sea) pero ni siquiera el sexo. 

hasta que en un instante se desencadena una progresión de hechos en apariencia sin importancia pero que me dejan inoperante. porque... ¿por qué?. 

de la novela de sartre solo recuerdo que había un personaje que leía los libros de la biblioteca en orden alfabético. un día alguien le pregunta --asombrado por una supuesta arbitrariedad en la selección de los temas de los libros que leía-- cuál era su criterio para elegir sus lecturas. y el hombre contesta que en realidad no pensaba en esos términos, sino que simplemente iba tomando los libros que estaban ordenados alfabéticamente en los estantes. 

el autodidacta se llamaba. bueno, quizás tenía un nombre, aunque no lo recuerdo. 

el chico de la trompeta

es evidente que no escribo más.