domingo, diciembre 27, 2009

tengo mi primera

experiencia nabokoviana en estos días llenos de despedidas. recuerdo cuando una señora española, helena creo era su nombre, o helena el nombre de su hija, me había dicho que estaba leyendo ada y había quedado profundamente subyugada --no sé si esas fueron sus exactas palabras, pero estoy segura de que sí era de tal magnitud el placer que le causaba leer esa novela-- por la historia de los ardorosos adolescentes. y es verdad son bellas las imágenes, las escenas familiares, las de sexo tan perturbadoramente joven, las menciones de las mariposas (que ponen de manifiesto la gigantesca ignorancia de la naturaleza en la que siempre viví: una mariposa para mí es sólo una mariposa) y de las orquídeas y las flores. pero tanta belleza no llega a conmoverme o se me escapa... aún cuando la lectura me resulta impostergable y placentera también. no sé, como si no pudiera del todo involucrarme en la novela. pero no es culpa de nabokov, no. me pasa últimamente con todos los libros que leo.

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mi hermana se fue, amigos se van, no estoy segura del lugar al que voy a regresar. si existe ese lugar que en los dos o tres años que acaban de irse me inventé o creí que tenía, tan innecesario, tan absurdo.

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una discusión llegando a casa los niños se despiertan sorprendidos y asustados por el tono aguerrido, las palabras hirientes y todas esas cosas que se dicen como en una realidad paralela a la de los sentimientos por que en verdad lo que se reclama --siempre-- es afecto y no una u otra acción determinada x o z.

jueves, diciembre 24, 2009

antes --no sabía yo que podía correr tanto-- caminaba cerca de la orilla, los pies mojados, la mirada perdida en el agua. este año tal vez por alguna estúpida moda deportiva, por no querer creer que pasa el tiempo o simplemente porque se me dio la gana (mi hermana me obligó a levantarme temprano y a correr en la arena exactamente dos veces y luego, si bien no pude abandonar la cama sino para ir a tomar el desayuno de jugo de naranjas frutas y tortas con vestigios de chocolate, me fui por las tardes) cambié la contemplación extática por una inexplicable compulsión al movimiento. no podía durar menos de media hora exacta y el cuerpo se me hacía de viento contra el viento y al volver después de emborrachar a los pulmones, la otra sensación de saberme empujada como por una enorme mano --¿de dios?-- y el murmullo en los oídos ¡vamos!.

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los niños son de arena y yo de viento. gustavo es de agua.

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le digo a irene (que ahora es de nieve) algo sobre una cita de pd james, que tiene que leerla. hablamos de la soledad, de los niños en camino, de los niños que ya llegaron, del frío, de la maternidad. ella está en un pais de montañas y lagos.

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miércoles, diciembre 02, 2009

la frase del día

"hay que dejarse de joder con las pelotudeces"

contundente, sin dudas, y sin un dejo de academicismos que para qué vamos a reclamarlos si lo que necesitamos, en el fondo, es claridad y que nos despejen de un papirotazo las nubes de la falta de discernmiento. mah seh... una patada en el culo.

la conclusión de todo es: lo que te pone triste no lo decís y entonces creás un monstruo de una milanesa o algo por el estilo y yo sabía qué era lo que era aunque bueno... ¿para qué hablar o ser explícitos? lo dejaba en el archivo.

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se sucedieron algunas pesadillas, un cuchillo clavado en mi yugular, enfermedades, moribundias prolongadas y otras cosas espantosas de esas que no nos atrevemos siquiera a mencionar por temor a que las palabras cobren dimensiones físicas.

no habrá viaje ni mudanza a río de janeiro.
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