viernes, mayo 10, 2024

en una

antes de cruzar a calle veo a un chico de campera negra y buzo gris con capucha, viene caminando hacia donde yo estoy y no sé si me mira o mira el horizonte, dudo por un instante si se trata de él o no. veo que sí, que es. entonces decido no cruzar y esperar a que cruce él. le hago una seña  y lo saludo pero sigue de largo, ey! (digo su nombre en voz alta), se da vuelta, hola, cómo va todo. tiene un chino dibujado en la cara: los ojitos entrecerrados, media sonrisa. le pregunto si está bien. sí. fumaste algo ¿cierto? sonríe. estoy en una, explica mientras desdobla una bolsa de hacer las compras. me doy cuenta, querés que te acompañe le pregunto señalando el minimercado a donde evidentemente estaba yendo . no hace falta, voy a tardar un rato. le cuento (como si fuera relevante dar una explicación de por qué estoy ahí con él parada en la esquina) que vengo de tocar en uriarte, que además acabo de salir del lugar adonde él está por entrar  y que además traje el libro --romeo & julieta--, que si quiere se lo doy. también vuelvo a decirle que puedo esperarlo acá. no hace falta, j, en serio repite y se ríe y me mira pero no me está viendo. está en otra parte. casi insisto pero no. no necesita que espere ni que acompañe ni que sea testigo de su estado actual. así que busco en mi cartera la edición bilingüe de romeo y julieta y el sobre con los papelitos del globe theathre de londres y una tarjeta con un pájaro en la que escribí unas palabras que no sé si va a leer. gracias. le pregunto  si está en condiciones. sí sí y vuelve a sonreír. ok le digo. me da "no sé qué" dejarlo en la calle así. ¿así cómo? así de drogado. a lo mejor no es nada pero no estoy segura. somos adultos y él es muy claro: no me necesita, no necesita nada de lo que pueda darle ahora así que lo despido y camino por córdoba hacia scalabrini sin darme vuelta, extrañada. unas cuadras más adelante está su casa entonces pienso, puedo esperar a que vuelva. cruzo la calle y me siento en la vereda de enfrente del edificio donde vive. pienso que quizás esté robando algo en el supermercado, quizás no quería que viera qué era lo que iba a comprar o que la guita no le alcanza. no pasa demasiado tiempo y veo que regresa. no me preocupa que se de cuenta de que estoy esperándolo o no (en el estado en que estaba no había podido verme a una distancia mucho menor). miro como entra en el edificio, saluda al portero, se dirige hacia el ascensor, siempre con la capucha del buzo puesta. me quedo tranquila (es una forma de decir). volvió a su casa. me voy caminando a la mía. 

jueves, mayo 09, 2024

 nadie puede dormir


lunes, mayo 06, 2024

 nadie quiere envejecer.