está claro que --excusas sobran pero no interesan-- me puse un par de kilos encima en estos tiempos, tanto desfallecer por el dulce de leche, por los chocolatines, tanto frío del invierno, tanta inclemencia en el acontecer diario, etc.

es entonces que hoy la blanca hija del paraguay que en casa se ocupa de mis propios hijos se me acerca en cómplice actitud y me pregunta: 'eñora, todo eso e' suyo? y señala la zona afectada maldisimulando una risita.

claro, qué creías.

después me dice si no voy a ponerme lo de arriba, para compensar.


y así estoy.

llama padre desde san francisco, llama hermana desde españa --a las siete menos diez de la mañana, carajo, justo el día que quería dormir un poco más-- podría llamar madre desde el más allá pero no. a veces me pasa que veo mujeres, señoras gorditas, de edad, con el rulo armado aunque no de peluca, y pienso podrías ser vos, como ayer una señora en un taxi revolviendo los confines de su bolso en busca de monedas que no aparecían.

la vida empresarial es, digamos, un medio. un juego a veces. alguien me preguntó con mal disimulada (y apreciada de mi parte) preocupación: ¿esto es lo que elegís? en cierto modo sí, elijo lo que hago. pero, entiendasé, no es lo que vos pensás, se trata nomás de un redireccionamiento energético hacia el ámbito laboral y veamos que pasa. todo en esta vida es provisorio y después de tantas horas de plañir cítaras y quejas, bien vale la prueba.

lo malo, por otra parte, es que el trabajo o lo que sucede diariamente en el ámbito de, comienza a transformarse en tema de conversación(o de escritura) que como era de esperarse, no encuentra eco ni interlocutores por tratarse de una de las más aburridas cosas que existen en general y en particular también.

lo bueno, además, es que todo parece nuevo y aunque el hecho de no estar al corriente de determinados asuntos pueda resultar imperdonable en alguien que se supone hace diez años trabaja en este lugar, es si no divertida por lo menos entretenida la sensación de estar aprendiendo casi como de cero.

hoy, aprovechando que mi jefe acaba de retornar de unas deliciosas vacaciones en la nieve, me apersoné en su oficina --a la que ya le bajó las cortinitas de lata-- y lo conminé a escuchar mi atinada sugerencia de organizar pequeñas reuniones de coordinación. reuniones que se hacen imprescindibles para no quedar ante imprevistos (por mí) pedidos del señor director, como una --perdón-- BOLUDA. gracias.

de modo todo indica que por el momento seguiré trabajando con esmero. o podría sentarme a esperar que se me pase?

pude hacer en la agenda hoy un pequeño recreo familiar con niños y hermano tempranero --chilló el timbre a las ocho de la mañana, inútil haberle explicado que si llegaba después de las nueve y media lo recibiríamos gustosos--. comimos medialunas y tostadas todo dentro de un campestre desorden y calma general, es decir, sólo pude apersonarme en mi lugar de trabajo cerca del mediodía.

la espalda se queja por la falta de visitas al gimnasio y mi ausencia última en las milongas de buenoas aires, amén de un planchazo de gran magnitud el día lunes, día en que visité mi habitual pista de práctica y, no habiendo persona alguna que se dignara a bailar conmigo (exceptuando una muchacha peruana voluntariosa en su esfuerzo por llevar adelante el rol de conductora), volví a casa temprano y sin haber transpirado la camiseta, que me divierte tanto.

es notorio que se me adhiera como garrapata al can el estilo "minuta de reunión de directorio" siendo que en otros tiempos la poesía me resultaba tan afecta.

siendo casi las cinco de la tarde haré, si no un fragmento digno, por lo menos una intervención que modifique lo virtual ya que en las reuniones multitudes directoriales hablan y discuten negocios de importancia capital para la compañía y una (una poquita mujer entre tanto hombre del mundillo) se vuelve parecida a un van gogh --qué menos--, no por la belleza sino por estar, como quien diría pintada al óleo.

es curiosa ¿? la reacción de los machos agrupados ante la sola hembra en la enorme sala. les causa resquemor decir "dolor de bolas" y piden disculpas por tantas otras cuestiones mucho menores que esa.

la nota de color más desagradable se despliega cuando quien expone es EL DIRECTOR: allí la audiencia se transfigura y todos cacarean cual gallinas en la eterna busca de la galladura que les fructifique el huevo.

otro tanto interesante de esta mi nueva vida comprometida con la empresa es el escaso tiempo neto que me resta para el pelotudeo general, es decir, el tiempo que antes solía derrochar cuantioso en temas urgentes como, por ejemplo, la escritura de poemas/cuentos/crónicas y otras nimiedades de literaria aspiración que se fijaban como nobilísimo objetivo el goce perpetuo de quien las incurría --la paja famosa de la pluma--.

de vez en cuando, sin embargo, conviene no olvidar de los placeres el origen.