lo bueno, además, es que todo parece nuevo y aunque el hecho de no estar al corriente de determinados asuntos pueda resultar imperdonable en alguien que se supone hace diez años trabaja en este lugar, es si no divertida por lo menos entretenida la sensación de estar aprendiendo casi como de cero.

hoy, aprovechando que mi jefe acaba de retornar de unas deliciosas vacaciones en la nieve, me apersoné en su oficina --a la que ya le bajó las cortinitas de lata-- y lo conminé a escuchar mi atinada sugerencia de organizar pequeñas reuniones de coordinación. reuniones que se hacen imprescindibles para no quedar ante imprevistos (por mí) pedidos del señor director, como una --perdón-- BOLUDA. gracias.

de modo todo indica que por el momento seguiré trabajando con esmero. o podría sentarme a esperar que se me pase?