lunes, enero 30, 2006

salgo en bicicleta por el pan del desayuno, te quedás con los niños, después nos convocamos todos jugar con agua, con tierra, con jazmines secos.

(dormí una siesta interminable en el calor, ayer)

un libro y otro, acumulados en los muebles, acumuladas las ideas en las hojas vienen y no les doy de mi atención más que el instante. habrá más libros, más palabras, aunque no habrá ya más conversación (tal vez) tan pronto abandonada.

no puedo conversar o no me sale. o no me interesa y sólo atino a llamar a la perra de pelaje negro y decirle tonterías, cariñoserías. o pienso en de repente estar embarazada y ser del infinito un centro circular y cálido. encender la vida por cumplir con esa mínima ilusión de que no acabe...

nunca.

martes, enero 24, 2006

me la paso papando moscas, comprando zapatos nuevos (voy por el tercer par en menos de un mes), jugando con los niños, laburando laburando no-sin-cierto-interés, etc.

y nada más.

jueves, enero 19, 2006

si supiera, pudiera un poquito. soy blanca como una tabla de platón, que, ahora se me ocurre --no por ocurrencia mía o ¡guay! qué inteligente, más bien se trata de una recordación-- la tabla blanca espera ser pintada, es posibilidad pura.

últimamente casi nada me interesa. rarísimo. laburo con cierto... ¿¡interés!? (válgame el cielo la contradicción). bah, ahínco. bah, que salieron todos de vacaciones y ¿quién quedó?. pero nada de victimitis, que trabajar no molesta. últimamente, quiero decir. sobre todo si después alcanza para derroches en zapatitos y sandalias con pulseritas dos o tres veces por mes durante un mes.

cuelgo un libro por aburrido, no sé qué leer, no pienso tampoco demasiado y hay quién dice que en verdad nunca en la vida pensé nada, las cosas o ideas no aparecen, apenas un poco de bailar y ya cansando porque los tipos --en general-- si no te quieren cojer te quieren franelear y hasta robarte besos del cuello en plena tanda. muy lindo el sentimiento, claro, sobre todo si alguno hay que me acariñe, pero la verdad que mucho estímulo sexual me peligra y la intención mía es de aprender bien las cosas, de puro obsesiva. las cosas de la danza, no las de los hombres.

la explicación no es apatía. no sé cuál es la explicación, sin interlocutor non plus.

en fin, hay reunión en breve con muchos muchos hombres banqueros de finanzas del mundo ejecutivo con las manos arregladas y poquita poquita imaginación, es decir, bien dentro de contexto que no los saca nadie. aunque no importa porque, últimamente, repito, yo ando así como la tabla rasa, sin merequetengues ni creatividades, sin ideas tontas-loecas que peguen saltos o volutas. bien para este ámbito que repetidas veces me hace de pantalla. es porque trabajo, que no pienso. je.

después, el recuerdo irrumpe, y ahí sí que no. o que sí.

martes, enero 10, 2006

hay cosas que merecen capítulos aparte. aparte de qué no sé por que no sé de la parte. como por ej. que te llame él y te cuente que se va a un país vecino donde "alguien" lo espera, que su voz suene a contento y en fin, felicitarlo, decirle que se cuide, que por favor mande los datos del lugar donde se quedará y etcétera, para saber, por las dudas, por si pasa algo. después morder la almohada y largar un poco del llanto del duelo porque se sabe que muchas veces las nubes implican la lluvia y el encuentro de él con "alguien" que lo espera es la cara nueva (y dolorosa) de "hay otra alguien que ya no está más".

por ejemplo, y sin concatenación alguna, digamos que porque es otra de las situaciones de mi cotideaneidad, un señor viene y me dice que "el tango lleva a eso". se refiere con "eso" a lo femenino, al perfume, la ropa y otros yo qué sés. todo sugiriendo que cuando comencé con la historieta del baile yo parecía uno de los tres alpinos venidos de la guerra pero sin ramo de flores ni nada. es verdad que el bailar me puso de golpe y porrazo frente a mi --a veces aterida-- feminidad ¿o es femeneidad?, en cualquier caso la cuestión del cabeceo, el aprender a esperar, el poner-atención-al-color-de-la-falda, los aros pendientes, las pulseras, y todos esos detalles tantas veces repudiados (si me querés, me querés desharrapada, con las crenchas sucias y sin depilar) se van volviendo sin desearlo (o deseándolo) parte de. el cuerpo. el cuerpo.

todo en la misma bolsa de gatos. el otro cotê es el de "la literatura me lleva siglos" ¿dónde quedó el beatífico enamoramiento?, me pregunto. y si antes leía una o dos novelas por semana ahora no llego, ni con ganas, a una por mes. así, recién después de tres milenios concluí con kawabata --la historia termina de manera intempestiva y de la nada aparece un cuento de un hombre a quien una mujer le regala su brazo: literalmente se desenrosca un brazo y se lo da--, faulkner pasó a mejor vida y las novelas de soriano que vinieron con la navidad no hacen otra cosa que morir de calor y aburrimiento en una mesa.

con escribir, lo mismo.

aparte, también, la familia y los miedos, que si hubo un accidente el año pasado y la víspera se acerca de la fecha y ñácate, qué miedo, qué miedito. los niños que lloran, como siempre y que también se ríen.

miércoles, enero 04, 2006

que me olvido los libros en todas partes (entonces no queda más remedio que leer dos o tres a la vez que es lo mismo que no leer ninguno, o parecido) entre ellos la casa de las bellas durmientes, de milenario erotismo, y por que nó, de una calientapijez increíble --un anciano acude periódicamente a una casa donde lo espera una mujer dormida, se acuesta a su lado, ella no despierta--, o as i lay dying, novela en la que ah-casualidad-también-ahí-hay-una-mamá-muerta.

que me dan únicamente deseos de bailar a toda hora (la fiebre del tango otra vez), que se me gastan los zapatos, que si no me acribillo la voluntad un poco no encuentro nada que decir y sí mucho que hacer. quehacer. qué hacer.

que en el parque hay dorada arena nueva (no siempre la arena es dorada, no) y se siente lindo en los pies aunque no tanto como el césped tupido, como el trébol.

lunes, enero 02, 2006

por que sí, porque si no escribo aunque sea tres pelotudeces al hilo voy a terminar pensando que de las ganas ya nada me queda. por el tango con el italiano, por su abrazo, por todos los abrazos, por los hombres. por el paseo en bicicleta calle abajo. por los libros que comienzo y que jamás termino. por la conversación con padre en la barra de un bar, por la confianza, la palabra, el cariño. por la libertad.

por la música que me dejaste. por la risa, por los gritos, por el llanto de mis corazones. porque de escribir yo más no sé (se me perdió, no puedo, no me sale). porque te extraño horrores madre. me levantan los quejidos de ezequiel, quiere su leche, sabés, quiere jugar, no sé qué quiere y llora, y torpe da mordiscos, patalea. y yo también protesto, porque me es difícil (todavía) creer que ya no estás.