sábado, octubre 31, 2009

cada uno recuerda exacto el día en que hubo abrazos y perplejidades intercambiadas dolorosamente. un verano, una primavera y ya no había más mamás. entonces me pregunta si alguna vez se le irá la angustia (usa esa palabra) de no tener más su mamá para hablarle, decirle lo que le pasa, para que lo espere cuando llega y lo despida al partir, para que le haga la señal de la cruz en la frente, para que toque el piano, para que busque fotos viejas en las que hay niños sin dientes, para decir te amo.

yo le digo que en realidad no se va nunca, la angustia, pero que se convierte --miento-- en una acostumbramiento, en un saber con precisión que ya no está y continuar y transcurrir, como sucede con todas las cosas que se nos alejan, las personas, los amores, nuestro propio cuerpo.

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viernes, octubre 30, 2009

en la alfombra móvil

de caucho corrí 6.68 km. mucha agua rodó cuesta abajo por el río de mi cuerpo y muchas otras cosas dije ayer --de las que me había prometido jamás referir-- y la sensación se me hizo como de melancolía un poco y de ahora nos une un secreto otro poco. pero no todo fue dado a conocer, siempre debe quedar un resquicio de misterio no importa si cierto o inventado, pero misterio al fin que alimente las curiosidades y malhabladurías o fantaseamientos ajenos.

acá en este lugar quedan menos gentes cada día, desde las personas que fueron "desvinculadas" (eufemismo si los hay) hasta los jubilados que han dejado tanto de su tiempo entre estos vidrios. todos se van yendo y me recuerdan épocas de despedidas como cuando se fue irene y corrí hasta el ascensor y no sé bien si la acompañé abajo o me quedé mirándo cómo se iba, o como cuando por las calles de madrid con maría dijimos "terminemos con la farsa" y nos abrazamos y luego cada una caminó por su calle perpendicular a la de la otra como para que nadie pudiera darse vuelta y espiar la partida con los ojos llenos de lágrimas. o como el último día de roxana, en el que que huí precipitada para no tener que despedirla y me persiguió y me dio un regalo que no me esperaba.

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hoy sería muy feliz poder bailar un tango.

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con intermitencia leo a pd james. me gusta su realismo oloroso a café caliente y que siempre se mueran dos o más personas y que nunca entiendo bien cómo se develaron los misterios ni cómo fue que ése era el asesino y no otro. (no porque las novelas estén mal ploteadas sino porque la lectora, es decir yo, es extremadamente poco sagaz).

lunes, octubre 05, 2009

colegio

padre & madre todos prolijos y peinados con sus pilotos relucientes acuden puntualmente a entrevista con psicopedagoga. allí hablan del niño y del niño les hablan y se concluye que hay que ser más firme en las delimitaciones del día a día, prestarle atención sin consentirlo, acompañarlo en el aprendizaje y muchas otras cosas de igual carácter e importancia relativas a su educación y a lo que devendrá el futuro.

termina la charla y muy conformes por la consideración recibida se retiran comentando si esto o lo otro les pareció tal o cual cosa hasta que en un momento --no se sabe bien cuándo-- sale a relucir que la psicopedagoga estaba buena y que al padre le había gustado.

lo peor de todo, la madre no se había dado cuenta: él esperaba en algún punto de la charla que ella hiciera el consabido comentario alusivo. es decir, siempre ella se da cuenta cuando a él le gusta alguien --incluso muchísimo antes de que él mismo se de cuenta-- y lo señala sin equivocarse. pero en esta ocasión, ella no lo hizo.

dios mío... ¿me estaré perdiendo algo?