sábado, octubre 31, 2009

cada uno recuerda exacto el día en que hubo abrazos y perplejidades intercambiadas dolorosamente. un verano, una primavera y ya no había más mamás. entonces me pregunta si alguna vez se le irá la angustia (usa esa palabra) de no tener más su mamá para hablarle, decirle lo que le pasa, para que lo espere cuando llega y lo despida al partir, para que le haga la señal de la cruz en la frente, para que toque el piano, para que busque fotos viejas en las que hay niños sin dientes, para decir te amo.

yo le digo que en realidad no se va nunca, la angustia, pero que se convierte --miento-- en una acostumbramiento, en un saber con precisión que ya no está y continuar y transcurrir, como sucede con todas las cosas que se nos alejan, las personas, los amores, nuestro propio cuerpo.

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