miércoles, abril 19, 2006

quería decir una de maridos y esposas, con tono algo jocoso, algo irónico. pero, no puede (y acá quería decir "no puedo" y se escapó la tercera, la despersonalización o la huída de lo que duele). no puede porque le duele. algo que sin ser terrible no deja de espantarla: el conocimiento de cuánta violencia se lleva puesta y latente, mal disimulada. de un desbarrancamiento de palabras que comienzan por perder su significado original para ganar la poderosa fuerza del insulto, no hay retorno. entonces un portazo. llantos. y la velocidad arrolladora de un brazo que desplaza todo lo que a su paso encuentra. así terminan en el piso cajas y cajitas, libros, velas, un portarretratos, cosas que, como las palabras, se despojan de toda funcionalidad y se convierten en las víctimas de la descarga. que para peor, no produce alivio alguno y le resulta vergonzante.

ayer hablaba con alguien, de tango, de los hombres que todo lo critican. conté de ese que me dijo que "por hacer siete meses podrías bailar mejor". mi interlocutor dijo: es un animal, un tipo así te puede frustrar el baile. yo pensé: no me frustra un carajo porque el tipo no me importa nada (por supuesto, yo también pienso que es un animal).

ahora, cuando cosas así salen de la boca de la persona que es "la persona", todo se torna oscuro y tormentoso.

encima el jefe quiere reunión dieciocho y treinta, el resto de los gerentes me toma de idiota, y la reputamadrequelosremilparió a todos. yo debo tener un gran problema de autoestima para permitir ciertos malos tratos en general y en particular.

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