martes, marzo 22, 2005

Hay en el libro de Ramón, en su Automoribundia, hay esa magia de la infancia sucedida, de ese lugar donde creemos fuimos felices porque, como diría Ajmátova, cuando se es niño no se tiene noción de lo que es ser feliz, no ese trata de una búsqueda ni de una preocupación que nos ataña, se es o no se es aunque no todavía no se haya despertado la conciencia de eso.

Miro y remiro de reojo y de frente las posibilidades, como si solamente con conocerlas se facilitara cualquier decisión. Y la decisión no viene.

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