martes, octubre 27, 2020

che coltura!

en la guía espiritual de miguel de molinos se lee el siguiente anuncio. 

advertencia IV: asunto de este libro, que es desarraigar la rebeldía de nuestra propia voluntad para alcanzar la interior paz.

entonces cuando mi voluntad dice: quiero garchar y es NO porque hoy toca rezar. qué se hace. 


Para que Dios descanse en el alma, se ha de pacificar siempre el corazón en cualquiera inquietud, tentación y tribulación

"Has de saber que es tu alma el centro, la morada y reino de Dios. Pero para que el Gran Rey descanse en ese trono de tu alma, has de procurar tenerla limpia, quieta, vacía y pacífica. Limpia de culpas y defectos; quieta de temores; vacía de afectos, deseos y pensamientos; y pacífica en las tentaciones y tribulaciones"

el subrayado me pertenece. 

entonces, la soluciión [inapelable] a todos los problemas: para no atribularme me recojo. 

4. Tu principal y continuo ejercicio ha de ser pacificar ese trono de tu corazón para que repose en él el Soberano Rey. El modo de pacificarlo ha de ser entrándote dentro de ti mismo, por medio del interior recogimiento. Todo tu amparo ha de ser la oración y recogimiento amoroso en la Divina Presencia. Cuando te vieres más combatida, retírate a esa región de paz, donde hallarás la fortaleza. Cuando más pusilánime, recógete a ese refugio de la oración, única arma para vencer al enemigo y sosegar la tribulación. No te has de apartar de ella en la tormenta, hasta que experimentes, como otro Noé, la tranquilidad, la seguridad y serenidad, y hasta que tu voluntad se halle resignada, devota, pacífica y animosa.

el subrayado, etcétera.  

ahora sigue la cuestión de la vida sensible, una vida infantil, inmadura, embrionaria y la vida espiritual, la de los hombres destinados a alcanzar la perfección, la verdadera vida y la única que merece la pena ser vivida (inaccesible, por cierto, para las mujeres). 

26. Aquel primer camino se puede llamar vida animal, y es de aquellos que van en busca de la devoción sensible, la cual suele dar Dios a los principiantes, para que llevados de aquel gustillo, como el animal del objeto sensible, se den a la vida espiritual. El segundo se llama vida de hombres, y es de aquellos que, no procurando dulzura sensible, pelean y batallan contra las propias pasiones para conquistar y alcanzar la perfección, que es empleo propio de hombres.

 vení, dale: recojámonos juntos. 

 

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