martes, agosto 11, 2020

última tanda

el azar de internet me trae hoy un tutorial de maquillaje. por qué. si yo no me pinto. tal vez presienta que lo necesito. 

escucho las grabaciones del cuarteto de troilo de fines de los años 60. esas no llegaron por casualidad. las encontré buscando versiones de color de rosa (troilo tiene 2, una del 45 otra del 56, la del 56 tiene una célula introductoria en el comienzo con el piano que carlos garcía usa en su arreglo. es la que más me gusta. escuchando otros tangos y otros arreglos veo que esa "célula" aparece por todas partes, sé que dentro de poco va a aparecer en mis propias improvisaciones. g. y y. tenían razón cuando me decían que la mejor manera de hacer lo mío era copiando cosas de los demás). 

el tango es infinito. ahora entiendo por qué ni siquiera los que saben mucho a veces no recuerdan qué orquesta o qué versión es tal o cual o no las reconcen del todo. 

...

extraño bailar en pareja. 

no extraño ir a la milonga, todos los (absurdos) protocolos sociales, el cabeceo, no bailar el primer tango que toca la orquesta, tener que disfrazarme un poco, la parafernalia de los zapatitos de tango, todo eso no lo extraño. 

bailar en pareja sí. respirar a la vez. sentir cada paso del otro. la música con el otro. la respiración cercana. el latir del corazón. 

bailé uno de los últimos tangos antes de la cuarentena con un chico que podía ser mi hijo. no fue el último. el último todavía no lo bailé. 


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