viernes, agosto 07, 2020

sí sí, acá

las personas irrumpen en el living de casa y entonces se da una suerte de lucha por la ocupación de los espacios que antes eran de silencio. es decir: todos hablan al mismo tiempo y no se pueden transitar las horas de la mañana (ni las de la tarde) porque de repente esto está lleno de gente. gente que en realidad no está pero sí. a algunos de la compañía xx ya les conozco las voces y a esas voces (cuyos rostros sólo puedo imaginar) les asigno una personalidad. me doy perfecta cuenta de quién está exagerando y quién está mintiendo. quién es falsamente agradable, quién está harto de la situación y quién habla con ironías. 

por supuesto que este conocimiento no me sirve para nada: al contrario, impide que me concentre en los asuntos que me atañen. me retraso en ese mail que debía contestar, en la revisión del informe para el arbitraje, en el cálculo de la valuación del proyecto z, etc. 

lo único que sé es que a esta altura necesito: bailar más. leer más. hablar menos. porque, aunque parezca paradójico y a pesar del aislamiento en estos últimos días me escucho hablando demasiado de determinados asuntos y no sólo eso, sino que me repito de una manera agotadora. todo a pesar de que "no te noto impulsiva". 

...

el azar de internet me trae un video de un tipo tocando el contrabajo y una mujer bailando (con poca ropa) como si quisiera acompañar  la música pero alguna fuerza de la naturaleza ls impidiera moverse a tiempo. ya vi eso en algún lado y no recuerdo dónde. las imágenes son borrosas. la música es mala. la bailarina torpe. hay pasión en su torpeza. no termino de ver porque alguien me interrumpe y paso a otra cosa. 

...

de repente siento ganas de ver pornografía. la sed del voyeur. qué hay en eso de espiar. 

espiar a otros embarcados en las vicisitudes del cojer.  

desear la precisión del garche ajeno. 

que me miren.

a mí. 

en ese estado. 

abierta. 

puta. 

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