domingo, agosto 16, 2020

así se baila el tango

¿no extrañás ir a la milonga? me pregunta. le digo que no. la verdad no extraño para nada ir a la milonga, ese ritual absurdo, estar hasta tarde, volver caminando por las calles solitarias de mi barrio. aunque sí extraño bailar en pareja. eso sí. el abrazo, caminar de a dos. el corazón latiendo en una caja. la respiración del otro cerca. lo inesperado de su caminar y el espacio compartido y que uno deja y el otro ocupa y uno ocupa y el otro deja y se confunde continuamente. esa confusión de a dos. eso sí un poco extraño y me pregunto cómo va a ser cuando vuelva a bailar con alguien otra vez. 

y también pienso que esto de bailar sola, de tanto profundizar cuestiones técnicas (desarmar un paso en no sé cuántos movimientos más pequeños, entenderlos, razonarlos para después volver a dejarse ir con el cuerpo) y prestar una atención desnesyrada al equilibrio y sostenerme por mi misma tal vez, me haga mejor balarina y sea una sorpresa cuando me reencuentre con alguein para compartir un tango en una milonga cualquiera de la ciudad de buenos aires. 

es extraño estar en buenos aires sin tango.

...

es extraño este domingo. me quedé dormida. hubo sol pero me escondí. cociné. limpié. la casa está impecable: soy una ama perfecta y eficiente. era algo que no sabía pero que d. una vez me anticipó y yo le negué. ahora me doy cuenta de que tenía razón.   

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