martes, junio 23, 2020

vc

no escucho bien. se corta. a veces es sólo la imagen lo que queda congelado, como una fotografía fuera de foco: se movió al disparar. qué justo. mientras el sonido continúa. decidimos apagar las cámaras. siempre prefiero tener la cámara apagada. el horror de la videoconferencia es que uno puede verse el rostro mientras habla. en la vida real eso no sucede: podemos gesticular en paz sin conciencia de la imagen de la cara. una de las personas se pone a conversar en el teléfono y apaga el sonido. las otras dos la observamos aburridas. sabemos con quién habla. sabemos, además, que está coqueteando y notamos también que pasó bastante tiempo desde la última vez que se hizo el color en las raíces del pelo. 

corta y nos cuenta toda la conversación que, por supuesto, debía mantener en reserva. nos refiere los cientos de miles de de dólares que le pagaron a tal. y los motivos de la retirada. y otras cosas. recién después de un rato de pasar información en un sentido y de recibirla del otro lado como si no estuviera enterada de nada, nos avocamos al objetivo de la reunión que era la revisión de un informe que no le interesa a nadie. 

me duele la cabeza. 

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