martes, marzo 10, 2020

plan de evasión

creo que sólo podría encerrarme a leer. y a tocar bach quizás. nada más que eso (que no es poco). cruzamos mensajes que a su vez cruzan el océano porque la pandemia ya llama a la puerta y ahora no sabemos bien qué hacer con papá que piensa quedarse en madrid visitando editores para que le publiquen (ese es su deseo) la obra literaria secreta o no tanto. pienso que es una locura y me resulta absurdo que en medio de el caos él se tome el metro que lo lleve de una punta de la ciudad a la otra para ver a una persona con la que nisiquiera tiene una entrevista programada. por otro lado algo me dice que esa locura de mi papá es la que lo mantiene vivo y es la que hace que su deseo siga funcionando a pesar de todo. y eso es genial aunque a los hijos nos den ganas de cachetearlo. 

hablé con él un rato --necesitaba chequear hasta dónde llegaba esa voluntad-- y acordamos por lo menos que trataría de verificar que su visita a madrid no sería en vano: es decir, se pondrá en contacto con alguien para que lo reciban antes de dar ningún paso en ese sentido. lo más probable es que lo ignoren pero con papá nunca se sabe. también es cierto que si la ciudad está en estado de sitio y no hay nadie en las calles tal vez sea más seguro estar paseando por las calles vacías que quedarse encerrado en un hotel con otros turistas que podrían ser portadores del crown virus. 

como sea, lo cierto es que toda la mañana el mediodía y parte de la tarde de hoy estuve hablando y pensando alternativas y las consecuencias de las alternativas y los diferentes escenarios en que esas alternativas podrían tener viabilidad. nada se sabe. nada puede preverse. 

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