jueves, marzo 05, 2020

examen anual

edad? 47 estatura? 1.60. tenés idea de cuánto pesás? no sé, un montón, tal vez 60 o más (no estoy segura ni quiero saberlo). tomás algún medicamento? fluoxetina. por qué? depresión (es como si estuviera confesando algo de lo que debería sentirme avergonzada). y cómo te fue con eso, mejoraste? sí, muchísimo. qué bien, somos pura química... y no te hizo subir de peso? no, al principio bajé, ahora estoy pasada pero no es por la fluoxetina, es por no cerrar la boca (de nuevo la sensación de estar dando explicaciones sobre algún asunto escabroso). tomás algo más aparte del antidepresivo? no. clonazepam? no.

mientras el diálogo discurre el cardiólogo (es rubio, joven, mucho más joven que yo) va adhiriendo en mi piel unos stickers con contactos para hacer el electrocardiograma. estoy sin remera, con un coprpiño deportivo, calzas y zapatillas de correr. visiblemente incómoda. hablando de mi depresión, de mi exceso de peso, de la edad, mientras este pendejo me pega cosas en el cuerpo y me mide la presión. me toma de la muñeca y me dice, tenés la presión baja y el pulso muy suave, casi que no lo encuentro. tantea con sus dedos el espacio de piel que queda entre el reloj y la pulsera. me busca. estoy muerta, digo. acá está, lo encontré al fin.

comenzamos? sí. camino en subida durante un rato. me pregunta si estoy bien. le contesto que sí. acelera de a poco el ritmo de la cinta y yo me olvido por un momento de mi situación de vulnerabilidad, de la piel expuesta. es una tontería. me concentro en mi respiración y en dar un paso tras otro. me pregunta si estoy para un esfuerzo más. sí. el ejercicio dura seis o siete minutos. casi nada comparado con mis salidas al lado del mar de las vacaciones. cuando termino el médico se acerca y me quita los stickers y me dice que todo está bien. los va quitando de a uno, con un tirón suave como para que no duela. su cercanía me inquieta: para hacer esto se subió a la cinta conmigo y el espacio es reducido. para acelerar el procedimiento yo me saco los stickers del abdomen. de los que tengo en la espalda se ocupa él.

por fin no quedan más.

le pido que por favor me de una copia impresa del estudio para presentar en el trabajo.

me pongo la remera y salgo.

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