martes, enero 14, 2020

alejandrinos

las horas de la tarde sin nada con qué empujarlas. pienso en e. y en su dolor de muelas, en las formas lacerantes de la transformación. no hay crecimiento sin dolor. o por lo menos eso nos enseñan.

cuando las palabras traen una carga emocional desbalanceada, no podemos procesar ningún mensaje, no entendemos qué nos dicen, no sabemos cómo responder. entonces todo es ruido, una escalada de reproches que no conducen a ninguna parte. o mejor dicho, conducen a ese lugar del hastíó en el que no queremos estar pero del que no podemos salir.

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respecto de otras cosas con palabras, ayer pensaba, por ejemplo, en cómo acuñar unos versos alejandrinos. me preguntaba cómo debería funcionar la rima. son tan largos que supongo que hay que hacer coincidir la última parte de cada verso con la última parte del verso que le sigue. pero no estoy segura.

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los mails siguen entrando a mi casilla con total impunidad: como si dieran por sentado no sólo que voy a leerlos sino que además voy a responderlos. de eso se trata y para eso estoy, supuestamente en este lugar todso los días. pero. el cuerpo me pesa y [debido a las drogas prescriptas] lo que yo antes llamaba escritura automática se convirtió en esta porquería, es decir, en esta sucesión más o menos tediosa de frases conectadas con algún método pero toatalmente desapasionadas.

pienso que cuando llegue a casa no voy a querer sentarme al piano.

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