lunes, diciembre 30, 2019

la cancionista

el domingo es día de volver a bailar tango, aunque sean pocas tandas y (quizás) no del todo buenas. por la tarde recibí un mensaje de esas chicas de la milonga con las que se habla de una sola cosa: de zapatos y de bailarines. por supuesto no tengo un interés especial en su conversación pero sí ganas de salir de casa por haber estado todo el infernal día de verano encerrada en casa dale que dale con el piano (más tarde la grabación que me dejó agotada).

un pantalón cómodo, floreado, la blusa de breteles finitos, los zapatos. un abanico y a la calle rumbo a la calle alsina.

pienso que el verano pasado había concurrido a ese mismo antro tanguero con un espantoso sentimiento de desolación interna. sin todavía poder creer que había llegado al final eso que creía que no se iba a terminar jamás. absurdo. en ese momento no lo creía ni lo sabía ni lo aceptaba. llevó varios meses y varias equivocaciones más. el corazón es un tañedor empedernido.

...

grabamos tres tangos. por ahora muy pocos. testeamos otros tres. lo que estoy poniendo a prueba en realidad es mi capacidad de atravesar estos procesos sin conflictos. o por lo menos sin conflictos internos que me paralicen y me dejen detenida en una esquina de la que no pueda partir a nigún lado.

n, como buena artista y cantante que es, hace gala de esa combinación de sensibilidad, intuición, buen gusto y capricho tan propio de quienes saben que son diferentes y que con ese ser diferentes pueden llegar a tocar, sin darse cuenta, la ampolla de los afectos. su voz es de una dulzura y calidez infinitas y acompañarla es una de las formas del placer más lindas que me fueron dadas.

...

nada dije del piano del día aquél. estaba muy bien.

0 Comments:

Publicar un comentario

<< Home