jueves, octubre 24, 2019

un perfume con olor a caramelos sugus de limón.
confitados.
una carta documento.
libros.
no saber bien para dónde disparar.
reacción lenta.

volví a cortarme el pelo. un tijeretazo acá y allá y listo: la libertad.
si se pudiera hacer lo mismo con las personas: un tijeretazo acá y allá et voilà.

soñé en francés.

soñé que alguien metía manos y las dejaba apoyadas en mis nalgas y no me resultaba molesto en absoluto. era una persona identificable a la que no conozco demasiado. o mejor dicho casi nada. al rato de permanecer en esa situación me daba cuenta y me veía obligada a decir algo para que pareciera que me había sentido invadida por el atrevimiento del caballero. pero terminaba riéndome porque no era cierto. pienso ahora que el hombre tenía las manos calientes y yo la piel fría y que si bien la situación parecía inadmisible era solamente equívoca.

equívoca respecto de lo que se suponía yo debía sentir (o una mujer en tales circunstancias). sin embargo las manos, no hay confusión posible en eso, estaban bien posadas en mi culo, piel con piel, debajo de la ropa.

y me gustaba.

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