jueves, septiembre 05, 2019

pedro

soy de las personas que todavía compran discos (vieja). tengo varios que conseguí por pocos dólares un mes atrás en haight ashbury. a medida que los escucho resultan más interesantes por el lugar donde fueron adquiridos que por la música que en su interior encierran. los azares del consumo, de los viajes.

...

estar en cama, enferma, sin ganas de salir, con una dolencia que no tiene ninguna gravedad pero es lo suficientemente molesta como para que no me queden ganas de hacer nada, tiene la inestimable ventaja de que me deja habilitada en el punto justo para ver películas. y lo mejor de eso es que permite que mi cabeza se concentre en nada más que seguir la historia de lo que estoy mirando, sin pensar en otras cosas y --dado que cuento con la validación médica de que debo guardar reposo-- puedo hacerlo sin sentir que tendría que estar ocupándome de otras cosas (otras cosas=piano, arreglos, trabajo, contestar mails).

así pude ver un documental sobre la escritora norteamericana y volví a ver julieta de pedro almodóvar (que de nuevo me pareció perfecta).

sobre pedro y julieta escribí entonces (porque cuando escuché la frase, dicha por julieta en la película, recuerdo que quedó sonando en mí, no pude olvidarla, era de una novela o de un cuento de alice mundo quién sabe a quién la robó).



la película de almodóvar es perfecta.

es dramática sin la ampulosidad de otras historias. hay muertes pero no hay asesinatos, hay dolor pero el dolor es mucho más intenso y más profundo que el de las enfermedades porque no tiene cura ni tratamiento posibles. no hay escenas exageradas. hay agua, mar azul, distancias verdes y los colores mágicos de las películas de almodóvar. y el eterno, espectacular, desconcertante rostro de rossy de palma.

lo mejor de la historia es que la mitad de las cosas queda sin decir. como en la vida.

y por eso uno permanece con el corazón en la boca firme hasta el final. uno se queda atrapado en la espera, sin saber ni entender, sólo imaginando y tejiendo teorías inventadas para poder seguir con la farsa de la vida, como julieta, la protagonista, o como j, la espectadora o quienes sea que están ahí atrapados, con la esperanza de que alguien nos explique qué pasó, por qué, cómo fue que sucedió el espanto de esa desaparición intempestiva.

tu ausencia llena mi vida por completo y la destruye

sufrimos y añoramos con julieta y queremos, como ella, comprender.

pero esa explicación no va a llegar nunca. o por lo menos no va a llegar completa. como en la vida. y cuando hay un atisbo, un comienzo de entendimiento, ya no interesa, interesan otras cosas porque a esta altura es tanta la cantidad de dolor y sufrimiento acumulada en el cuerpo y en el alma que no nos importa y sólo queremos la reparación de un abrazo

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