miércoles, septiembre 11, 2019

notas

1) de un día para el otro los de mantenimiento deciden venir a destrabar el toallero del baño de mujeres que [por fin ¡!] comienza a funcionar normalmente y ya no es necesario salir del baño e ir hasta la cocina sacudiendo las manos mojadas en el trayecto para terminar secándonos con una servilleta. tampoco es necesario repetirle a cada una de las otras mujeres que se quejan por esta absurda circunstancia, que el problema del toallero es un problema que cualquier ingeniero debería poder resolver y que estando en una empresa de ingenieros parece mentira que tarden tanto tiempo en solucionarlo.

2) indefectiblemente pienso, cada vez que tengo que guardar un paraguas pequeño dentro de su estuche de tela apretado, que se parece bastante a poner un preservativo en una pija y que si además estoy realizando esa acción en un transporte público un día de lluvia, quienes me están mirando (porque ¿qué duda cabe de que todo el mundo me miraría en una situación así?), decía, quienes observan imaginan a su vez cómo seré yo en el instante en que me toca a mí colocar el preservativo (sí, algunas veces asumo esa tarea yo misma), si lo haré con delicadeza y devoción, tomando con dulzura el objeto depositario de mis cuidados después de haberlo cubierto de infinitos besos o si sólo empujaré torpe como ahora con el paraguas y su forro de tela. este pensamiento es recurrente pero se vuelve más intenso y durarero cuando la acción se ejecuta en público. si sucediera por ejemplo que estuviera sola en el ascensor, entonces paraguas, pija y preservativo serían considerados brevemente para luego ser olvidados casi en el mismo momento permitiendo que mis pensamientos se orienten hacia otras heredades de mi discurrir mental.

3) la tarde es gris pero no como en un tango. una tarde gris cualquiera del mes de septiembre.

4) en la cocina una mujer le dice a otra que ella hizo lo que corrresponde. lo dijo en un tono que delataba enojo y que además estaba cargado de significados. era toda una declaración. si es lo que corresponde ¿por qué el enojo?. me pregunto qué es en realidad hacer lo que corresponde. por qué la gente que hace lo que corresponde necesita aclararlo con tanto énfasis. las dos mujeres siguieron hablando pero ahora en voz baja y susurrando cosas acerca, supongo, de diferentes tipos de correspondencia que ya no resultaba tan importante declarar en voz alta. no sé bien qué más dijeron porque no se escuchaba y porque además no me interesaba. me llevé mi taza de café y mi vaso de agua y volví a mi escritorio.