martes, agosto 20, 2019

nariz y boca

la chiquita esa, la judía, estoy segura, se tocó la cara. no sabemos por qué.

él tenía una fijación con las chiquitas judías, una fascinación especial. le gustaban mucho. la piel, el olor, la forma de caminar de *las rusitas* lo enloquecían (nunca noté que hubiera nada de particular en la forma de caminar).  

ella, esa chiquita de la que hablamos, siendo aún muy joven había querido hacer algo con su nariz. algo con su boca. achicó una, agrandó la otra. y quedó distinta: su belleza natural perdida para siempre por obra del filo de quién sabe qué cuchillo irresponsable ¿cómo se atreven los hombres a modificar los rostros, los cuerpos de las mujeres con tanta impunidad, con tanta soberbia?

sigue siendo hermosa, pero in a different, stubborn way. una pena porque ya no sabemos qué hubiera sido ni cómo ni qué tenía reservada la naturaleza.   

siento ganas de abrazarte y decirte que todo está bien. 

pero no. 

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