sábado, agosto 10, 2019

entonces

buenos aires es la misma ciudad de siempre, con las personas que en ella viven a su manera intrascendente y anónima, las calles tan sucias, el desorden completo y ubicuo, la belleza incontestable y eterna de los edificios viejos, esos que están desde antes de que llegáramos al mundo y que seguirán ahí después, cuando nosotros ya no estemos.

tan europea y tan sudamericana.

en buenos aires [lo dije cuántas veces] pierdo la conciencia de quién soy y a la vez quién soy es importante. en otras ciudades, no soy nadie.

en rigor de verdad acá tampoco. pero uno cree que sí, por el mero hecho de conocer cada lugar, de haber amado y deseado acá, de haber sufrido. todo lo que soy y lo que siento y lo importante de mi vida está en esta ciudad. aunque en términos relativos a la enormidad del universo no sea nada. por eso adoro y añoro volver cada vez que viajo. y cuando llego soy feliz. aunque nadie espere por mí esta vez.

mis amores fueron conmigo y conmigo retornaron.

el calor se quedó allá.
en el país del norte.

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