martes, febrero 05, 2019

dos

quién es ese lector para el que escribo esto que en realidad no quiero dar a conocer.  por qué tenemos la necesidad de saber que hay alguien (o que siempre habrá alguien) que recibirá la obra dentro del espacio de su sistema perceptivo (que la acogerá amorosamente, eso nos gustaría, que intentará comprenderla en el más optimista de los casos o que simplemente reaccionará, porque siempre esperamos una reacción, no queremos, no podemos admitir la indiferencia,porque la indiferencia destruiría nuestro propósito: no es cierto que sólo escribimos porque tenemos algo que decir).

quién nos va a leer. quién va a mirar [¿a contemplar?] el cuadro. quién será aquél que se atreva, subrepticio, a rozarle el culo a la escultura en el museo (el culo del david, por ejemplo, puedo verlo aún, y sin embargo estaba demasiado alto: inalcanzable, como diciendo, este culo ideal aquí arriba, nunca podrás tenerlo, un acicate del deseo). 

quién. 

cuándo. 

por qué. 

cumplí con todos los mandatos ya: el biológico, el artístico. el moral, el hedonístico. también con el de la felicidad (propia y ajena).

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