sábado, diciembre 01, 2018

57.

salgo de la reunión a la calle una madre.me habla *dice mi nombre* ¿cómo sabe? ¿de dónde te conozco? una olvidada compañera de trabajo, de cuando éramos cajeras en el banco de galicia hace 23 años o algo así hablamos me voy caminando hasta la Milonga de la manzana de las luces está llena de gente joven, hay muchas parejas bailando repartidas en tres salones siempre tengo unos zapatos de tango en la mochila hoy no. estoy agotada vino el piano y con e. y papá despedimos la casa vieja: encendimos una vela y fuimos a cada habitación o ambiente y él dijo algo y nos abrazamos, contentos sin solemnidad ni melancolía, dijimos adiós.

la calle, la avenida de mayo, eran un horror de basura quemada y desorden y las fotos de este chico desaparecido que me hacen estrujar el pecho un poco porque: qué es todo esto. y las personas persistiendo en el tango, aferradas a esa instancia del abrazo en movimiento que da la ilusión, ese ratito, de que la soledad se fue a otra parte. aunque sabemos que no, porque nacemos y  vivimos solos y como eso nos duele, nos da miedo, no queremos resignarnos a esa soledad infinita que es saber que ¡Pum! nos vamos a morir.

(diciembre de 2017)

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