volví a quedarme dormida. mi nuevo horario de ingreso es más cerca de las 11 de la mañana que de las 10. todavía tengo cuestiones pendientes que no logro resolver y los tangos sin estudiar. lo bueno es que puedo arañarlos medio de memoria. 

lo malo es que no tengo tiempo. 

la maternidad no se termina: el trabajo de biología, la psicóloga, la vianda para el almuerzo porque nos olvidamos la plata, el mayor que no vuelve a casa, un uno en matemáticas, estoy triste mamá ya sé que me vas a suspender la salida del domingo, un almuerzo a las apuradas con al que soy sorpresivamente convocada y cuando pregunto por qué la respuesta es "porque quería hablar con alguien que esté en mi misma situación" (ser padres de ezequiel nos hace estar en la misma situación), y nos miramos con algo de desesperanza porque no sabemos bien cómo ser padres de este adolescente hermoso como un sol, torpe, atolondrado y sensible, va a repetir el año [es un dictamen, una sentencia] va a repetir el año, lo decís de nuevo, y te pido por favor que dejes de hablar así porque me hace mal, entonces te justificás: pero te lo digo a vos no a él.

no importa, eso se transmite, vos que tan amorosamente acompañás a tu hijo cuando le enseñás matemáticas o lo ayudás con los mapas de geografía, no borres con el codo lo que escribís con la mano, pero va a repetir (insistís) entonces digo BASTA porque me hace mal que hables así. no suma nada. yo también estoy preocupada y por eso volví a escribir al colegio y pido ayuda y acá estoy con vos sentada "en tu misma situación". no sabemos cómo ser padres. nadie nos explica. entonces se te pasa un poco y me das la mano (en realidad yo te la doy y vos te la dejas tomar) y yo te digo que bueno, que qué pasa, y si repite qué, al fin y al cabo qué carajo importa un año de la secundaria, desde el punto de vista académico no tiene ninguna relevancia. el problema es que ezequiel mide 1,8 m y se vería muy raro si repitiera con los nenitos que recién sale de séptimo.