martes, abril 03, 2018

escucho mis grabaciones y siento que toco el piano como si estuviera pisando huevos, como si jamás hubiera aprendido nada. las zambas suenan como mezquinas marchas de militares pusilánimes. todo un espanto. sin embargo las zambas son la felicidad: de la música, del amor, de cuando las cantábamos en casa y éramos chicas y no sabíamos de qué hablábamos. ya entiendo por qué a mamá le gustaba tanto ariel ramírez y las zambas en particular. es una música demoledoramente sensual. 

escuchando su versión de la nochera pienso que quiero cojer (o que me cojan) como ariel ramirez toca esa zamba. y me hagan la corte como en la zamba. y garchar. y así. para siempre.

en un punto la convergencia es siempre el sexo.

o en todos.

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