dejé a Lucas en la puerta de embarque para tomar su avión a San Martín de los Andes. qué agotamiento. se despidió casi con indiferencia. estaba contento. exultante a su manera discreta y callada.
antes de despedirnos compartimos un no café en Starbucks.
ahora voy en colectivo al trabajo. llevo la pelota de fútbol en una bolsa de farmacity, un nudo en la garganta y la felicidad de ver a mi hijo crecer bien.
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