viernes, septiembre 08, 2017

60.

estoy sentada en la barra del bar inglés. el piano suena ininterrumpidamente, monótono, maquinal, café la humedad y balada para un loco son iguales a yesterday, alfonsina y el mar es igual a la canción de disney de la bella y la bestia, garganta con arena, volver, adios nonino y she son la misma cosa, el tipo no toca mal, de hecho es admirable que lo haga sin parar, de memoria, una pieza tras otra, en una continuidad fabril, como en una línea de producción fordiana.

el mozo me trae un plato de entrada y cuándo le pregunto qué más hay me explica que el menú es fijo, le pido que de todas maneras me muestre qué voy a comer, así no hay sorpresas, quiero saber qué voy a encontrar. a mi izquierda un tipo más o menos de mi edad, quizás un poco más joven habla de ir a pilar el fin de semana, de las pelotas de golf y no sé qué más con un acentuado tono zona norte. después (por suerte) se va. viene un señor mayor y se sienta y cuando nota que queda demasiado cercano a mí me pide disculpas y me dice, no la quiero molestar. también se va.

el lugar es lindo, madera, espejos, vidrios pintados. gente mayor [que yo]. la mayoría hombres. el piano de cola negro en medio del salón. era una tienda de ropa, hay unos letreros que dan cuenta de ese pasado "eau de cologne" "ajuar para novios", etc.

me traen de postre una pera al borgoña que es uno de mis favoritos y ya no se sirve en ningún lado. es escurridiza y no puedo maniobrar bien con la cuchara y el tenedor además de que la barra me resulta incómoda porque no hay lugar donde ubicar las piernas [y mis piernas son cortas]. de mi izquierda viene un comentario [ininteligible] acerca de la pera. no sé si era acerca de que la pera era importante o si estaba rica o una cuestión del estilo. respondí algo gracioso. después seguí leyendo la revista sobre las mujeres en grecia que compré a propósito de la obra de debussy, contestando mensajes del teléfono, escribiendo reportes en el mail. antes de irme hubo una conversación corta en la que se mencionaron la conveniencia/predilección por comer en las barras, las peras, los abogados, la radio, el colegio nacional de buenos aires y no sé qué cosas más. muy divertido todo.

el piano seguía ahí, pero ya no sonaba [el pianista de camisa roja estaba hablando con una chica muy joven en una mesa frente a la barra].

sí, ese piano me espera.

ese piano
(nos)
es-
pera


¿sí?

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