miércoles, agosto 23, 2017

52.

pianus interruptus: resulta ahora que la escalera es demasiado complicada (no la de mármol de carrara de mis pesadillas) y resulta que Mr piano tiene que subir PARADO. la casa vieja [es decir en abandono, es decir donde AÚN habito] un círculo infernal de libros en cajas y cajas en libros. intransitable. quería ir a visitar a Mr piano pero la voz de Cecilia muy matter of fact: qué pena ya estamos cerrando.

ni vengas.

entonces: ma seh, paso por el café de la esquina [no está en la esquina estrictamente] me mando, pongo carita de pelotuda y ya: à jouer le piano. y no. hay no sé quiénes ensayando algo que no involucra al instrumento: ni siquiera puedo escuchar qué onda el sonido. una mesita. le café dans la tasse, la petite cuillère, mentira, hoy no voy a usar azúcar. tampoco tango. estoy cansada y mocos de agua.

escuchar todo el día cosas de piano para que se queden ahí en mi mente trabajando [¿y la paja?]
en el ojo, en el pajar, con la aguja y el camello

qué será de Osvaldo Lamborghini, Sebregondi y toda esa parafernalia, la ampolla de los afectos

ah, la ampolla de los afectos.

en efecto.

hablando de pianos acaba de pasar Bruno Guelber a mi derecha. cojo. recontra puto como Osvaldo. me llevo bien con los putos. me gusta mucho cuando explicitan su putez. también cuando la callan. fui a ver a Bruno al teatro muchas veces. la última, decir debo, no fue de las mejores, años atrás. marianito es mi puto predilecto de estos días. toca el piano. es joven. bello. de ojos oscuros. inteligentísimo. cuando lo conocí dije: quiero trabajar con él. pero: solo nos vemos en algunas reuniones, si me pide algo cada tanto me pongo contenta. él ni idea. le dije: quiero hacer a) b) c), que era una forma de decirle: quiero trabajar para vos. pero no. me dejó con el otro pendejo.

suficiente. voy a por mi falso piano.

es bueno saber de todos modos que siempre nos queda la escritura.


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