domingo, abril 30, 2017

me toco acá y me duele

releo cosas viejas mías en una carrera medio desesperada porque, a veces, necesito saber quién soy. me busco diez años atrás y encuentro que mis problemas de antaño son casi los mismos que los de ahora con el agravante de que a esta altura uno (una, es decir yo) esperaría encontrar temas resueltos. superados.

eso no existe.

la tal superación no existe porque implicaría. no sé bien qué implicaría.

en estos días mi volatilidad hormonal es una instancia paralela a la de mi volatilidad emocional. la primera por ejemplo me lleva de sentirme-ser una potencia arrolladora a convertirme en una suerte de organismo monocelular de esos que se reproducen particionándose varias veces. me duele el cuerpo. no se acomoda del todo.

durante el recorrido narcisista de ayer-hoy leí esto de mi misma escrito por mí misma:


descubro, también en esta época--quizá no se trate nada más que de la confirmaciónpueril de una sospecha innominada--que soy 
irremediablemente
demoledoramente


el texto decía una palabra que indicaba, digamos, cuál era el descubrimiento y luego continuaba con una descripción del placer de comer muñecos de mazapán (hoy, sentada en un café mordí un terrón de azúcar, dos, con igual delectación).

ah! esta recurrencia además de ser intermibable es insoportable.


pienso: no es posible conocerse, conocer a las personas, saber qué sienten en lo más profundo de su intimidad, desentrañar su esencia a partir de la resbaladiza superficie con la que estamos en contacto. tener una remota idea de cuál es la forma de relacionarse con el universo: cómo hacen con el miedo a morir, a saberse solos, cómo sobrellevan su necesidad de ser tenidos en cuenta, de aceptación, dónde guardan su enojo o un odio inconfesable, qué hacen con su maldad, sus pensamientos clandestinos.

a veces también pienso que es mejor así. es mejor no saber, no conocer profundamente porque tal vez sería mucho más difícil querer a las personas si supiéramos todo de ellas. amaría yo de igual modo?quién me querría si me conociera realmente?

qué lejos queda el corazón del alcaucil.


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