lunes, julio 25, 2016

y en la medida en que va pasando el tiempo el enojo se transforma en otra cosa, en pensar que hubiera sido si, en por qué si no era tan difícil, en buscar explicaciones, en una culpabilidad indefinida pero que molesta.

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mi cuerpo está en rebeldía y doliente. me asusta un poco comprobar que tengo períodos más cortos y me pregunto si será normal. tal vez estoy acabándome y no me doy cuenta. el sábado a la noche no aguantaba más de malhumor y odios indocumentados y decidí que lo mejor sería salir a correr. eso hice. en la calle. en la noche. en la basura eterna del parque centenario, los esqueletos de los dinosaurios, y las estructuras metálicas de los puestos callejeros. otro tipo de esqueletos de la nada. corrí seis kilómetros como si [casi] nada. luego de más o menos 18 días.

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me desperté en la madrugada y me puse a llorar desconsoladamente. en silencio.
no sé por qué.
toda esta detestable incertidumbre.
tardé en reconciliar el sueño y, por supuesto, me desperté a las nueve y llegué a cualquier hora a la oficina para encontrar gente enojada y angustiada porque ya no aguantan más no saber qué va a pasar. pero no lo dicen.