jueves, junio 16, 2016

vuelvo a mi té del mediodía. con los perros. con m. le hablo de vos, de lo que pasó. de cómo pude no pensar. de cómo imaginé que te quería. de lo caliente que estaba. de que vos y yo, esto y lo otro y que después conversamos como adultos.  un poco locos, un poco irresponsables. conversamos de lo importante de tener la situación bajo control. de "nena, qué boluda, cómo no hablás de los detalles en terapia".

entonces hice todas las cosas que había que hacer. te digo: hola, hice todas las cosas que había que hacer. para que vos: "dejá que yo maneje mi vida, vos hacé la tuya" y me dejes con la palabra en la boca. en silencio. y sola. el dueño. ¿de qué?

m. me dice: el tipo es brillante y a vos eso te deslumbra. alguien que fue y volvió antes que vos y te espera en la esquina mientras vos, como la tortuga, recién asomando la cabeza al aire de la mañana. eso no te había pasado nunca. pero quién sabe: según los eleáticos la tortuga le gana a aquiles la carrera. ah, pero acá hablamos de afecto, de cariño, de la necesidad de ser escuchado, acariciado, querido. no hay esgrima verbal posible ante la contundencia de un enamoramiento que me deja inerme.

pero estoy enojada. eso sí. conmigo misma. asustada.

a tu edad, nena. dejate de joder.

0 Comments:

Publicar un comentario

<< Home