jueves, enero 28, 2016

de nuevo me encuentro en ese limbo de incomunicación con mis alrededores más inmediatos, estoy en la oficina conectada a un trío de rachmaninov para piano, violín y violoncello, alguien se acerca a hablarme y agradezco que suene el teléfono para no tener que continuar con la conversación que seguramente va versar sobre las posibilidades de supervivencia de los empleados de la empresa en esta coyuntura.

yo soy un empleado de la empresa en este coyuntura y descubro por primera vez en casi veinte años que, a pesar de haberme empeñado en afirmar lo contrario, sí me importa perder mi trabajo. no sé bien por qué. tal vez por mero atavismo y por ser la única actividad a la que he dado muchas de mis energías de manera más o menos continua desde 1996. de alguna forma, esto que no me interesaba o que me aburría, este lugar del que tantas veces me escapé por la tarde en pleno "horario de oficina" para comprar literatura en las librerías de usados de la avenida de mayo, este escritorio (o estos muchos escritorios, porque en tanto tiempo han ido cambiando) desde el cual he escrito poemas, cartas de amor, diarios, cuentos, este espacio lleno de ventanas en el que he leído libros, recorrido museos y países, me he enamorado y enojado; todo este conjunto de experiencia al que llamamos "el trabajo", mi trabajo, mi laburo, termina definiendo quién he sido. tengo una amiga que viaja por el mundo en aviones privados, que ocupa un puesto importantísimo en una de las empresas de alimentos más grandes del mundo, que dice que ella nunca se olvida de dónde proviene, como si ella no fuera eso que hace, su trabajo: viajar, ir a reuniones, llorar porque deja a los niños, responder los mails desde la playa, atender a cualquier hora el celular porque para eso nos pagan muy bien.

ante la inminencia de una finalización del plazo siempre surge la pregunta, y si hubiera dedicado más de mis horas a tal o cuál otra cosa. ese contrafáctico añorado es sólo una hipótesis vacía. no hay nada más cierto que lo que sucedio. lo demás, es especulación.

(acá un compañero se pone desodorante y se va)

durante cuánto tiempo más?


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