the age of innocence

durante el almuerzo el tipo dice y no dice sus expectativas (desmesuradas) acerca de la reunión. no nos conocemos, explica, entonces, de qué vamos a hablar? sólo podríamos estar entretenidos durante unos cuarenta minutos y después no sabríamos qué hacer. desde la cabecera de la mesa hago un gesto con la mano. un gesto inequívoco que es recibido con sorpresa y (creo) una sonrisa de satisfacción, una sonrisa de alivio, como si toda esa ansiedad manifestada por la posibilidad de encontrar solamente aburrimiento se hubiera esfumado de pronto, al final no será necesario contratar el show de stand up, el dj, ni ninguna de las otras idioteces que el tipo acaba de enumerar. somos siete mujeres y él. una pregunta si (a la reunión) se puede ir en compañía de un amante. él contesta que espera encontrar una amante ahí (en la reunión).

la conversación es ridícula y bastante patética y más tarde, de regreso, la reproduzco a mi compañero de viaje. yo pienso que.

es la ante última jornada del curso de posgrado. voy a tener tiempo para leer más literatura.
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terminé la novela de edith wharton en tiempo récord para mis tiempos actuales. y por supuesto, lloré.