lunes, marzo 23, 2015

puentes ondulantes

nunca digo nada aquí de los puentes ondulantes de la barra. son una sensación en el estómago y el pecho y querer más. los chicos (y yo también) gritamos de felicidad. lo cruzamos de sur a norte: de un lado el mar, del otro un lago inmenso y quieto. y de norte a sur. decenas de cangrejos caminando de costado, aterrorizados por los niños que los persiguen. una casa azul al fondo.

...

y nuestro no entendernos, ni hablarnos. siempre igual. sólo que con los años es cada vez mayor la falla, que se llena de agua y de espuma y de silencio. tal vez fue por años así, y el espacio era la gente entrando y saliendo, niños de todos los colores, niñas, una casa con árboles y jazmines en verano, esas siestas por las tardes calurosas. ahí no es necesario hablar (y nadie lo nota demasiado).

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yo siento que ya no quiero hablar más. ¿para qué? no quiero decir mil veces las mismas cosas. (no quiero soñar mil veces las mismas cosas).

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