no puedo dejar de pensar en esos papás que perdieron a su hija.

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discusiones. 

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reunión con a. para hacer algunas cuentas. nos desternillamos de la risa porque estábamos calculando mal dos números pedorros que debían haber resultado muy simples. llamá a tu hijo que seguro llega a la solución mucho más rápido. 

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ezequiel, que es genial, me indicó qué hacer para evitar el enojo de su hermano (o por lo menos para moderarlo). me lo dijo en secreto, con discresión. mientras tanto va domando su caligrafía de a poquito. jugamos a uno de hacer dibujitos para que el otro adivine cuál es la palabra. le tocó "ojo morado". buscó un lápiz violeta. pintó el párpado. puso "auch". lo amo. 

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es raro pasar de leer 93 de v.h. a "cuando digo magdalena" de a.s. después del rato largo que me lleva acostumbrarme a este libro sin (aparente) historia y sin un estilo que me enamore llego a una frase que me parece genial:

"...otras chicas eran altas y esbeltas pero conmigo era entretenido charlar (así ha sido siempre, incluso ahora que somos todos viejos..."