leo con infinita ternura la selección de cuentos elegida para los chicos que hacen el ingreso al cnba. pienso en qué piensa mi hijo cuando lee esos mismos textos de una manera más desapasionada, con el fastidio del que tiene que cumplir la tarea que le fue asignada pero no le gusta. yo me emociono. él se embola.

los cuentos, los textos, los temas del libro de historia son también una perfecta excusa para retornar al misterio de las palabras, para volver a desear escribir a lo mejor no tan fogosamente como antaño. tal vez como el retorno a un refugio de permanente libertad. un lugar de intimidad y reconocimiento de mí misma. donde no ser lo que más me molesta. donde no sentir cansancio.

hay tanta belleza, también, en los hijos, estudiar con uno, dibujar con el otro y que mientras hago esas cosas uno se queje del esfuerzo, el otro me bese repetidamente los cachetes y el cuello agradeciéndome esos garabatos con forma de pajaritos enojados.

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11 años con papeles y mucha matraca.

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