chez florence
una de cuatro mujeres habla de la transmisión de ondas sexuales la cerveza está caliente la mujer de pelo lacio toma un cigarrillo del atado, luego otro y otra y en el balcón bajo otro balcón bajo los árboles se desenvuelve una conversación como un regalo aunque más parece un monólogo: el de la mujer que está convencida y no sabe cómo hacer para que las otras le crean que, sí, que efectivamente el cuerpo femenino es un receptor/transmisor de esa energía sexual que todo el tiempo se genera, se acumula, se expande, desvanece y luego vuelve a crecer una y otra vez y les explica sobre la tensión hombre/mujer la miran conexcepticismo como si fueran seres irreproducibles.
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