miércoles, noviembre 16, 2011

a fuego lento

nació la bebé nueva y un envío de supermercado fue todo lo que de mí hubo en casa de mi hermana en estos días. tomás y yo fuimos a hacer las compras entre las que se incluyeron varias bolsas de pañales, dos kilos de dulce de leche, latas y latitas varias, en fin, de todo un poco para llenar las alacenas con amor en forma de fideos y artículos de almacén.

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tengo bastante fiebre milonguera que en mi caso se traduce en dos veces por semana y tangos robados al sueño. poner también cd' s de salgán o de morgado y bailar alrededor de una silla, un poco desquiciada, probando con distintos pares de zapatos. anoche por ejemplo volví a los primeros, tan horribles y tan negros de hace 6 años, del encuentro con el tango en la confitería ideal mientras mamá se iba. hoy ella no está y el tango sí, la música, el abrazo, a veces, una conversación muy larga, como la del lunes. puedo? podés. y así una hora, una hora y media, hasta bien tarde: la vida de cada uno explicada entre risas mientras la pista llena de música y de gente giraba, giraba, giraba, casi desde afuera mirábamos pasar las parejas, ese cosquilleo, la dulzura de sentirse en compañía. la noche que corre veloz hacia el amanecer y yo que huyo corriendo como una cinderela en zapatillas.

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ah sí! disfrutemos mientras los árboles pierden las hojas.

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