vacances

rarísimo estar sola con mi tiempo un rato: los niños jugando a la pelota en la casa de su abuelo, g en la oficina y yo con un libro de cuentos a medio leer esperándome. tanta es la extrañeza que apenas llegué a casa los llamé para asegurarme de que seguían allá en castelar y de que la casa (mía) estaba vacía de verdad con la luz que me llega de la tarde y el silencio callejero.

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debería apuntar que el concierto de angelike kirchschlager --o como demonios se escriba-- con la orquesta de cámara de berna fue uno de los mejores programas musicales de los últimos tiempos. arias de handel bien barrocas y lieder de schubert en versión cuerdas (sin piano) tan preciosamente cantados que me sorprendí a mí misma queriendo escuchar más (nunca fue el lieder un género musical que me simpatizara demasiado).