lunes, marzo 22, 2010

reunión

mi hijo mayor, que es genial, me pregunta si las reuniones en la oficina son unas en las que yo tengo que pararme en una tarima y hablar por un micrófono mientras todos los demás escuchan.

le explico que no, que no hay tarimas ni nada por el estilo sino una mesa muy grande alrededor de la cual se acomoda un grupo de gerentes de distintos tamaños y colores. si soy yo la que debe exponer, le cuento, tal vez haya una presentación en una pantalla muy grande y tal vez yo deba explicar las distintas partes de un trabajo que seguramente habré realizado con esmero. (bah!). lo que nunca falta, le digo, es algún hijo de puta que pregunte con intención aviesa acerca de algo que no tiene importancia como para hacer trastabillar a la presentadora --es decir, yo--. mi hijo me mira asombrado, con algo de preocupación en los ojazos. no te preocupes, le digo, cuando es así yo le contesto (al hijo de puta de turno) que está equivocado, se lo demuestro en tono convicente para que no haya lugar a dudas, y lo dejó callado la boca.

lucas sonríe aliviado.

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