mi niño en la televisión, mi niño rugiendo como un león lo escucho desde aquí ayer en el colegio la maestra diciendo hicieron galletitas, dibujaron, fueron niños y felices recostados en el césped, cada uno con una tablita, papeles, crayones de colores, los padres espiando desde otro momento ese mundo al que no hay acceso posible como no lo hay al de ninguna otra persona porque estamos solos y apenas nos acompañamos de a pequeños tramos, un juego compartido, una comida, ir de la mano todas las mañanas y sentir ese calor de sus manos pequeñas en las mías.

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no puedo --no debo-- exigir de los demás eso que yo misma no puedo darme o encontrar, no sería justo hacerles pagar el precio de un fastidio que es puramente mío, que no quiero o no sé bien explicar y que me debo. hace algún tiempo había pensado, había creído con fervor: es la literatura esa gran posibilidad para mí. depués la purpurina de la multinacional. ahora.

¿ahora?

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