sábado, mayo 02, 2009

es sábado de noche, una película espera mientras otra termina.

hace días y días y días que no he venido aquí a escribir. el silencio de esta hoja verde es inversamente proporcional al ajetreo en el que vivo.

el viernes, se habla de la fascinación producida por la lectura de cortázar. alguien lo menciona. escucho y me vuelvo infantil: toda llena de entusiasmo. me doy cuenta de que lo único que leo últimamente son los diarios, los informes de contratos, de mercado xx, de estrategia xy. me doy cuenta que por y para continuar leyendo y proclamando esos informes fútiles es que me armé una apología de mi misma destinada a ser esgrimida ante quienes tengan alguna duda respecto de quién-soy-yo y cuál-es-mi-responsabilidad.

quién soy yo.

cuál es mi responsabilidad.

es por eso, quizá, que cuando escucho el nombre de cortázar, cuando recuerdo la avidez de mis lecturas de antaño, la manera en que me aislaba durante interminables horas y horas con proust o dostoievsky, con rayuela, con borges con unos y con otros, la forma en que me anticipaba, etc, me asombro de mí misma y de lo mucho y pendular que es el deseo. ¿pero qué es lo que hoy deseo?

...

pasan así los libros y los enamoramientos, mi piel ya no es tan joven, mis lunares miles. entonces un día vuelvo a soñar con un abrazo, con parecer niña, con ser el objeto de todos los desvelos, la inspiración de los poetas, el agua que se bebe con desesperación, la fruta roja desgranada en el calor de la boca.

...

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