como un chocolate rayado igual que una cebra que fuera de color chocolate.
en el útero, la revolución de la pared descascarada.
el pelo horrible y con una flor roja (del color de la sangre de más abajo). muchas ganas de hablar de libros. o de un libro en particular.
en la mano, la huella del cuchillo: sangre, también, brotando como llanto nuevo, agua, sangre, palabrotas. después: dolor agudo y soy toda yo mi dedo índice, la punta de mi mano izquierda desfalleciendo de dolor y punzaciones. no queda otra que cerrar los ojos, recostada, no queda otra que el detenimiento. la naranja, a medio cortar, se guarda indiferente el jugo para otro momento. los niños me preguntan si estoy bien, un poco impresionados por el susto, por la sangre y por mi manera infantil de sollozar.
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