viernes, enero 23, 2009

una mañana

llegás contento por un par de zapatillas nuevas que (soñás) te van a hacer correr más rápido, más linda. van a silenciar los cascabeles que a veces suenan en tus rodillas. vas a volar (deseás) como un liviano aquiles, como el de los pies ligeros.

contento o contenta además por la música que llevás adentro y que ya sentís saliendo de tus manos (hoy habrá un piano en tu casa, o algo parecido a un piano). hablás de tonterías, te reís, hacés que trabajás --diciendo sí, diciendo déjeme evaluarlo--. un poco coqueteás con todos porque te pusiste una flor en el pelo que te hace más (creés) mujer o femenina.

canturreás una canción de pimpinela que Alguien menciona (Alguien, te cuenta, se prendía del televisor cada vez que enganchaba un programa en el que aparecieran esos dos. sus hermanos lo odiaban, su mamá lo grababa en un casette cantando esas canciones). vos te acordás de las hombreras, los pelos parados, los chillidos de la mujer y las lamentaciones del varón, de tu propia mamá diciendo qué porquería, esos dos son hermanos y hablan de todas esas cosas. te acordás de tu hermana cantando a los gritos las operetas de valeria lynch. del piano y de cómo en casa se jugaba al casamiento y a las bailarinas. es divertida la memoria de todas esas cosas.

entonces el teléfono, la noticia mala.

te sobreviene un silencio. una torpeza estúpida. no querés incomodar. te sobreviene la imagen de vos misma en esa misma situación hace tres años y el no saber qué hacer ni qué decir de Alguien. lo recuerdo vívido: se levantó del escritorio, dio unos pasos en silencio y allí permaneció, a mitad de camino, en plena confusión. (no hay mucho que decir ante la muerte. no hay nada que decir).

dejás pasar unos segundos. esperás que los demás se vayan. pedís permiso para dar un abrazo de acompañamiento, de cariño grande que te vuelve como vuelven los recuerdos. muchas veces (antes) habías pensado que iba a llegar el momento de tener que dar ese abrazo.

...

(escribo un mensaje, pequeño, a otra persona. una palabra aparece infinitamente descriptiva:

perplejidad
perplejidad
PERPLEJIDAD

de la misma extraña forma en que un segundo antes la encontraba exacta, perfecta, insustituible, a fuerza de repetirla varias veces pierde todo su sentido y el silencio regresa, arrollador)

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